Me duele la cabeza, mucho. Intento moverme pero mi cuerpo no responde. ¿Por qué no siento mis extremidades? Mis párpados no quieren obedecerme y se niegan a dejarme despertar.
Huele a limpio, creo que estoy en un hospital, pero no puedo recordar qué me sucedió. ¡Mierda! ¡No recuerdo nada! No entres en pánico... ¿Cuál es mi nombre? De acuerdo, comienzo a desesperarme.
Mi respiración se vuelve irregular y comienzo a percibir movimiento a mi alrededor, creo que acaban de conectarme a un respirador artificial.
-Ana, cálmate, estoy aquí. -El suave murmuro de un hombre que no reconozco logra tranquilizarme. Aunque no encuentro ninguna imagen en mi mente parece ser que mi subconsciente recuerda al dueño de esa voz.
Un manto negro se cierne sobre mí y me dejo ir, con la esperanza de despertar con todos mis recuerdos en orden...
Despierto debido a la suave voz de un niño que me habla al oído -Mami, despierta, Phoebe y yo te extrañamos.
¿Mami? ¿Tengo hijos?
Nuevamente me esfuerzo por abrir mis ojos y esta vez logro hacerlo. Me cuesta un poco adaptarme a la luz y lo primero que veo son dos pares de ojos azules que me miran con una mezcla de sorpresa y felicidad.
Sin darme tiempo de reaccionar se abalanzan sobre mí y me siento extrañamente feliz, como si una parte de mí hubiese extrañado esto.
-Hola. -Saludo con la voz entrecortada, logrando captar la atención de los dos niños que no había podido observar con detenimiento hasta ahora. Son hermosos. Un niño de unos seis años y la niña debe tener cuatro o un poco menos.
-Te extrañamos mami. -La pequeña besa mi mejilla y mi corazón da un vuelco. Es mi hija y no puedo recordarla. Estos dos seres indefensos y perfectos son mi bebés.
-Mmmm... Y yo a ustedes, mis amores. -Ambos me miran como si acabase de decir que la tierra es triangular, supongo que no suelo llamarlos así, pero aunque me duela admitirlo, no recuerdo sus nombres.
-Mami, papi está tiste, ¿Sabes po qué? No me quiso decir. -Hace un tierno puchero y yo sonrío, sin duda alguna ella debe ser la niña más hermosa y tierna del mundo.
-Phoebe, papi solo estaba preocupado, pero como mami despertó se pondrá feliz. -¡Phoebe! Mmmm, me gusta el nombre de mi hija, aunque eso es algo obvio, sino no se llamaría así.
-¡Busquemos a papi, Teddy! -¿Teddy? Debe ser de cariño, pero no se me ocurre cuál será su nombre en realidad. No creo haberle puesto a mi hijo nombre de osito de peluche.
Con un salto ambos están corriendo en dirección a la puerta, dejando vacíos los espacios a mi lado. Me sorprende la sensación de desazón que me inunda cuando están fuera de mi vista. Mi mente no los recuerda, pero mi corazón sí.
Cierro los ojos con fuerza y lo único que aparece son lágrimas, ¿Qué clase de madre no puede recordar a sus hijos? Y tampoco recuerdo a mi esposo...
Comienzo a sentirme nerviosa, comparto mi vida con el hombre que en cualquier momento entrará por esa puerta y no logro recordar cómo es su rostro, si lo amo, si él me ama a mí o si somos felices, nada, absolutamente nada.
La puerta se abre y observo con luna boca abierta al dios griego que me mira cautivado. Es simplemente hermoso, perfecto. ¡Contrólate! Espeta una voz en mi cabeza.
Me siento en la cama y un segundo después sus brazos fuertes me envuelven con una delicadeza que me derrite. Me abruma lo que siento en este momento, es algo... Casi mágico. Mi cuerpo se relaja y mis brazos vuelan a su cuello. Cada parte de mi cuerpo se acopla al suyo, sintiendo que este es su lugar.
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Cincuenta Sombras en el Ayer©.
FanfictionLuego de años de matrimonio... ¿Qué está mal? PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTA HISTORIA. Registrada en Safety Creative.