Epílogo. (II/II)

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Nos toma alrededor de veinte minutos llegar a la casa hogar. Bajamos junto a los niños quienes no tardan en ir con los otros niños a jugar. Entramos en la oficina de la encargada, quien está despidiéndose de una pareja que luce bastante nerviosa. Deben ser quienes irán a ver a los niños.

-Señores Grey, ¿De nuevo aquí? ¿Olvidaron algo? -Con un gesto nos invita a sentarnos y lo hacemos.

-Queremos adoptar a una niña. -Le digo tranquilamente -Específicamente a quien parecen haber apodado la niña sin nombre. -Las cejas de la mujer se disparan hacia arriba ante la evidente sorpresa.

-Pe... Pero... -Tartamudea. Christian la mira escéptico -...Hay muchos niños aquí, Señores Grey. Discúlpenme si intento hacerles desistir de esa decisión. Creo que están apresurándose. -Se acomoda las gafas que estaban resbalándose -Quizá deban ir a casa y repensarlo. La pequeña en cuestión tiene problemas de alergias e intolerancia a la lactosa. Adoptarla supone para los padres muchas responsabilidades. Ustedes son personas ocupadas, no podrían dedicarle el tiempo que necesita. Además, no querrán complicar sus vidas... Tenemos muchos niños perfectamente sanos que se adaptaran a su estilo de vida perfectamente.

-Con todo respeto, Señora Strout, ¿No le parece antiético hablar así de una pequeña a la que se supone debería encontrarle un hogar? -La voz de Christian suena amenazante. Apenas mueve los labios para hablar. Evidentemente está intentando mantener a raya el enojo que siente ante las palabras de esta mujer. Acaricio la palma de su mano delicadamente para intentar calmarlo -Mi esposa y yo somos perfectamente capaces de cubrir sus necesidades en todos los sentidos.

-Esto va más allá del dinero, Sr. Grey. -Dice desafiante. Para mí, este es mi jodido límite.

-¡Por supuesto que no se trata de dinero! -Grito, sobresaltando a la mujer -Se trata de algo mucho más importante. El destino parece habernos elegido para convertirnos en los padres de esa pequeña a la cual ni siquiera se molestaron en darle un nombre. ¡Nunca ha recibido ni una pizca de afecto! La han escondido ya que imagino que las parejas que la han elegido por lo hermosa que es, la hacen a un lado por considerarla un problema. Pues ellos no estaban eligiendo con el corazón. Mi esposo y yo tomamos una decisión, o el destino se encargó de tomarla por nosotros, pues apenas vimos a la pequeña fue como amor de padres a primera vista. Queremos llevarla a casa y hacerla parte de nuestra familia. Convertirla en nuestra hija, en hermana de nuestros dos hijos. -Christian acaricia mi mano y mi muñeca lentamente, intentando calmarme, pero no lo consigue -Estamos muy preparados, Señora Strout. Le daremos un hogar seguro, nos encargaremos de asesonarnos con un especialista para cubrir todas sus necesidades especiales y lo más importante, le daremos todo el amor que merece recibir. Por favor, no intente hacernos desistir de nuestra decisión. Nosotros no vinimos aquí con la idea de adoptar a una pequeña, sin embargo, aquí estamos.

La mujer suspira y se levanta de su silla. Abre un viejo archivero y busca una carpeta la cual coloca sobre el escritorio y la desliza hasta dejarla justo frente a nosotros. En una caligrafía bastante deplorable se lee S.N. 04/12/2017.

Abro la carpeta y me encuentro con la foto de una bebé muy pequeña, envuelta en una manta rosa. Christian se ha acercado para poder ver el contenido también. Ambos sabemos que en este folder amarillo está la poca información que existe sobre la pequeña sin nombre.

Además de la foto, hay una carta. Christian la toma de manera que ambos podamos leerla.

Esta pequeña nació el 01 de diciembre a las 02:00am. He decidido dejarla a su cuidado ya que en la clínica me dijeron de todos los problemas que presenta y si no me sentía preparada para un hijo, mucho menos para uno con tantas necesidades. Es alérgica al gluten. ¿Qué rayos es eso? Ni siquiera lo sé y no me importa. No necesito saberlo. Ustedes sí. Es intolerante a la lactosa. En la clínica le recetaron una formula especial de no sé qué. Cuesta mucho dinero y no pienso gastarme esa cantidad en ella. No piensen que no la quiero, aunque no lo parezca, es mi hija y sí, me duele abandonarla. Si hubiese nacido perfectamente sana, tal vez habría decidido quedarmela, pero no tengo tiempo para ocuparme de ella en su condición. Logré escapar de la clínica sin que la registraran y gracias a un conocido, no ha quedado ninguna información mía en ningún lado. No quiero que me busquen para devolvermela. Tal vez me arrepienta y vuelva por ella. No lo sé. No tiene nombre, pues no quiero encariñarme con ella escogiéndole uno.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora