Capítulo III.

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Entramos en Animal Pet's! Y las miradas hambrientas de siete mujeres se posan sobre mi esposo en el momento en que la puerta hace sonar una campanilla. Ruedo los ojos y estoy a punto de sentirme molesta, porque aunque esté acostumbrada a esto, ¿Siete mujeres? ¿En serio?

Siento la el cálido brazo de Christian rodear mi cintura y luego planta un suave beso en mi mejilla. Las mujeres se sonrojan escandalosamente y miran hacia cualquier lado excepto a nosotros. ¡Ja! ¡Es todo mío!

-¿Celosa, Sra. Grey? -Susurra en mi oído, enviando descargas eléctricas hacia mis partes bajas.

-Nunca, Sr. Grey. Usted es mío, en cuerpo y alma.

-Siempre, nena. -Toma mi mano y besa mis nudillos. ¿Qué puedo responder a eso? Dios, este hombre es perfecto.

-Te amo. -Beso sus labios castamente, sellando el momento. Nuestro momento.

Escuchamos unas risitas y volteamos para encontrarnos con las miradas divertidas y cómplices de nuestros pequeños. Sonreímos ampliamente.

-¡Busquemos un perrito! -Animo a toda nuestra familia y comenzamos a caminar.

Phoebe posa su vista en un pug, es muy pequeño y exageradamente tierno. Automáticamente mi hija queda enamorada del animal y se niega a seguir buscando.

Theodore por su parte tiene otras ideas.  Ha encontrado una camada de dálmatas. Al verlos me enamoro de todos y cada uno de ellos. Quiero llevarlos a casa.

-¡Phoe! -Llamo a mi hija que se encuentra a un metro de distancia, a lo mucho. De mala gana viene hacia mi y la alzo para que vea mejor a los preciosos perritos -Mira, ¿No son lindos?

-Sí, mami. -Los observa fascinada. Son muy pequeñitos y parecen de peluche.

Christian se une a nosotros y parece que también está encantado con los dálmatas.

-¡Quiero ese! -Phoe señala a uno que parece tener más manchas que los demás y menea su colita frenéticamente mientras ve a mi pequeña a través del cristal.

-No, Phoe. Quiero el más grande. -Refunfuña Teddy. Oh, oh. Esto no puede ser bueno.

-No, este es más lindo. Y ya me quiere. -Le saca la lengua a su hermano y se cruza de brazos.

-No es cierto, no te quiere. -Ted alza la voz y yo abro los ojos como platos.

-Theodore, no alces la voz. -Lo reprendo.

Christian está a punto de intervenir cuando Ted se acerca a él y le pide que lo cargue y lo acerque a mi. Al parecer solo quería estar a la altura de su hermana, ya que la envuelve entre sus brazos y mi pequeña, que estaba llorando en silencio, sonríe.

-Perdón, Phoe. El perrito si te quiere. Y yo también.

Mi corazón se derrite por completo. Como una gelatina fuera de la nevera.

-Compemos el gande para Ted. -Dice sonriente.

-No, el pequeño para ti. Creo que también me gusta. El otro solo duerme. -Hace una mueca y Christian y yo reímos.

-Bien, el pequeño será. Me informaré sobre sus necesidades y...

Se detiene al ver la bobalicona sonrisa que se apoderó de mis labios. Mi controlador cincuenta debe estar al tanto de toda la información no sólo de las personas, sino también de un dulce perrito.

-¿Pedirás a Taylor que abra un informe con toda su información? -Veo que sus cejas se disparan con sorpresa y sus labios se fruncen, intentando contener la risa -Tal vez en realidad no sea un dálmata y se tatuó las manchas para entrar en nuestro hogar.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora