Mi mundo está ante mis ojos. Mi vida hace ocho meses terminó y en este momento siento que se me da la oportunidad de volver a vivir. Anastasia Grey, mi esposa, mi Ana, está frente a mí.
-Ana, soy Christian. -Tentativamente me acerco y acaricio su mejilla. Ella retrocede y se ruboriza. No puedo ver sus ojos, pero sé que está asustada de mi presencia -No tengas miedo, ¿No me recuerdas? -Niega y mi corazón se hunde. No sabe quien soy.
Me froto con fuerza los ojos. Esto debe ser una jodida ilusión, ¡Ana está muerta! Enfoco mi vista nuevamente en la mujer que tengo ante mí y armándome de valor me deshago de sus lentes de sol.
Rápidamente cubre sus ojos con las manos pero la obligo a quitárselas. La imagen que veo me rompe el corazón. El azul de sus ojos se ha ido extinguiendo y no logra enfocarse, producto de su ceguera. Pero es ella. Es mi Ana.
-Pensé... Que habías muerto... -Susurro mientras la abrazo, pegándola por completo a mi pecho e inhalando el aroma de su cabello. Ha cambiado. Está mas delgada y pálida, su cabello no es tan brillante y no está bien cortado, sus mejillas no tienen ese saludable rubor que tanto amo y su sonrisa no es tan brillante como antes... Pero estoy tan feliz de tenerla de vuelta.
-Señor, suelteme por favor. -Susurra con pánico. Me separo un poco de ella pero me aferro a sus brazos para que no escape. Acabo de recuperarla y no pienso perderla -Mi hermana dice que no debo quitarme mis lentes porque podría asustar a los demás. -En su voz escucho dolor y frunzo el ceño, ¿Su hermana?
-Anastasia, eres hija única. No tienes hermanas. -Acaricio su mejilla pero evita mi contacto. Está aterrorizada y me duele ser el causante de su miedo, pero no tengo otra opción.
-¡Usted no me conoce! ¡Dejeme ir! ¡Auxilio! -Grita, llamando la atención de todos. Rápidamente la tomo entre mis brazos y la introduzco en mi auto. Ella se estremece y comienza a llorar, ¡Joder!
-No llores, nena, por favor. -Beso una de sus mejillas y lanza manotazos para intentar alejarme -No voy a hacerte daño, Ana. Soy tu esposo. -Ella se detiene y niega frenéticamente.
-Yo no estoy casada. Déjeme volver a mi casa, por favor. -Me ruega con los ojos cristalizados.
-Te llevaré a casa luego de hablar contigo, ¿De acuerdo? -Duda, pero al final asiente.
Me introduzco en el asiento del conductor y tomo el camino a Escala. No puedo llevarla a nuestro hogar y que Ted y Phoebe la vean y se asuste aún más. Primero debo saber qué ocurrió.
¡Ana está viva! Mi Ana, mi esposa, la madre de mis hijos... Está a mi lado, respirando y acariciando su cabello. Siento deseos de estrecharla entre mis brazos y no soltarla jamás. ¡Joder, sufrí tanto por su muerte! Necesito entender porqué me hicieron creer que estaba muerta. Porqué no sabe quién soy.
Mis manos tiemblan y apenas soy consciente de ello. Aún no puedo creer que esto sea real. Quizá es un sueño, uno de los tantos en los que ella aparece, y en cualquier momento despertaré sólo en mi cama. No, por favor... No quiero perderla ahora que la recuperé.
Pasé noches enteras pensando en Ana. La idea de no volver a verla me quemaba el pecho y abría cada vez más el vacío que dejó en mi alma su ausencia.
Estaciono en Escala y me bajo par abrir la puerta del copiloto. La ayudo a bajar y luego caminamos tomados de la mano hacia el ascensor. Sé que en el camino al apartamento siente lo mismo que yo: Esa atracción que se hacía presente entre nosotros en cualquier ascensor. Se muerde el labio y mi mayor deseo es besarla hasta dejarla sin aliento, pero no quiero asustarla.
Entramos y hago que se siente en el sofá. Busco un vaso de agua y se lo toma rápidamente. Su cabeza apunta hacia el suelo y sé que intenta ocultarme su mirada. Encuentro unos viejos lentes de sol estilo aviador y se los coloco.
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Cincuenta Sombras en el Ayer©.
FanfictionLuego de años de matrimonio... ¿Qué está mal? PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTA HISTORIA. Registrada en Safety Creative.