Capítulo I.

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Tengo mucho calor, Christian está pegado a mi como una enredadera. Suspiro. Anoche sin decir nada me arrastró de vuelta al dormitorio, me besó castamente los labios y nos quedamos dormidos. No sé si debería preguntarle qué está pasando...

Con el paso de los años él se ha vuelto cada vez más comunicativo, son muy extrañas las ocasiones en que no me toma en cuenta para tomar decisiones o simplemente compartir información. Excepto claro, cuando está involucrada mi seguridad o la de nuestros hijos, en ese caso se cierra completamente y me mantiene en la oscuridad... Siento todo mi cuerpo tensarse y mi cuero cabelludo pica ¿Es eso? ¿Hay una amenaza sobre mi o... Sobre los niños?

Como una explosión recuerdo los papeles de la clínica regados sobre el piano. ¿Habrá algo malo en ellos? Si le sucediera algo a Christian o a mis hijos no sé si podría soportarlo. La sola idea me pone enferma.

-¡No! -Jadeo antes de poder evitarlo, despertando a Christian y posiblemente preocupándole aún más de lo que debe estar... Mi pobre cincuenta.

-¿Qué está mal? -Me pregunta ya completamente despierto.

-Nada, solo una tonta pesadilla. Buenos días, Sr. Grey. -Lo beso con pasión y para mi deleite, desde el fondo de su garganta emerge un gemido ronco. Mi diosa interior ejecuta dos saltos en el aire y aterriza en una pose de modelo destinada a las pasarelas perfectamente ensayada mientras todos en el público la vitorean y tres jueces alzan sus votos: Tres perfectos dieces para ella. Y un millón para mi porque este hombre perfecto, es mío.

-Mmmm, Sra. Grey, por mucho que me gustaría perderme en ti, tengo que ir a trabajar. -Murmura contra mis labios.
Separándome de él, observo la hora en el reloj de mi mesita: 8:47am. ¿Qué? ¡Es muy tarde!

-¡Christian! ¡Llegaremos tarde! ¡Los niños!

Él al ver el reloj se levanta de un salto y me obliga a hacer lo mismo.

-Tendremos que ahorrar agua, Sra. Grey.

-Oh, me temo que no, Sr. Grey. Porque en ese caso llegaremos aún más tarde. -Le sonrío dulcemente y siento que mis mejillas arden.
Sus labios se curvan y sé que intenta suprimir la risa. Oh, ¡Christian!

-Voy a despertar a los niños. -Beso sus labios castamente y salgo de nuestra habitación.

Teddy está saliendo de la suya y apenas me ve corre a mis brazos, lo recibo gustosa, empapándome con el amor de mi niño precioso -Buenos días, príncipe, ¡Date prisa! O llegarás tarde a la escuela.

-Buenos días, mami. -Luego de darme un beso en la mejilla, se dirige a darse una ducha.

Hora de despertar a la pequeña dormilona. Phoebe es como una osita hibernando, despertarla es una tarea tediosa y muchas veces resulta frustrante. Enciendo la luz de su habitación y ella instintivamente se cubre por completo con la sábana mientras emite un gruñido.

-Mami. -La escucho decir y gracias al instinto que ser madre me ha dado, sé por el tono de su voz que mi niña ha estado llorando.

Dos segundos después estoy junto a ella en la cama abrazándola, sus mejillas están llenas de lágrimas y me doy cuenta de que tiene mucha fiebre -¿Por qué lloras princesa? ¿Te duele algo? -Beso su frente repetidas veces.

-Me duele la cabeza, mami. Y tengo frío.

Se hace aún más pequeña en mis brazos intentando entrar en calor, mi corazón da un vuelco, odio ver a mi pequeña así.

Me levanto sin problemas aún cargándola y salgo en busca de mi celular para llamar a Grace. Christian no está en nuestra habitación, seguramente está discutiendo con Teddy porque nuestro pequeño testarudo no quiere comerse todo el desayuno. Sonrío ante la idea.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora