Capítulo VI.

31.9K 958 41
                                    

Nado mientras empujo el flotador de Phoebe hasta donde su padre está sentado. Christian decidió permanecer en la orilla de la piscina, debido a sus recientes magulladuras.

-Mami, ¡Mírame! -Teddy salta desde el trampolín y cae en la piscina con los ojos cerrados. Cuando emerge una hermosa sonrisa adorna su rostro. Lo amo.

-Muy bien, Ted. ¡Ten cuidado!

Veo a Sr. Grey Jr. Llegar corriendo a la piscina mientras agita su cola frenéticamente.

-¿Puedo meterlo en la piscina, mami? -Ted me mira con ojos del gato con botas y sé que no podría negarme aunque quisiera.

-Sí, bebé. Él sabe nadar.

Veo a mi hijo salir de la piscina y caminar hacia el perrito sin problemas. El Sr. Obseso del control pidió que el suelo en los alrededores de la piscina fuese extra-antiresbalante. Aunque me gustaría escudarme diciendo que fue por los niños, la verdad es que yo fui quien se cayó en una ocasión. Por suerte caí en la parte más profunda de la piscina y no me lastimé, pero claro está que Christian no iba a dejarlo pasar.

En aquel momento me fastidió que fuese tan obsesivo, pero conforme los niños crecían y pedían entrar en la piscina agradecí que tomara esa previsión. Cincuenta sombras siempre al mando y un paso adelante de las circunstancias.

-Papi, ¿Por qué Sr. Grey Jr nada así? -Teddy frunce el ceño al ver nadar a su perrito. Christian y yo contenemos la risa.

-Porque es un perro, Ted. No puede nadar como las personas.

-Sí Teddy, perrito no puede hacer nado mariposa. -Mi hijo me saca la lengua y luego sonríe. Sabe de lo que hablo, ya que desde hace un año y medio lo inscribí en clases de natación. Aún me estremezco al recordar la rotunda negativa de mi esposo ante la idea... Pero con un poco de sexo pervertido seguido de una deliciosa vainilla terminó aceptando a regañadientes.

Claro está que investigué al personal y la reputación de la escuela antes de inscribirlo, no pensaba dejar la seguridad de mi hijo en manos incompetentes. Además, se le permite a los padres asistir a las clases, así que Ted nunca está libre de vigilancia. Si Christian y yo no podemos asistir envíamos al tío Taylor, pues sabemos que cuidará a nuestro hijo tanto como lo haríamos nosotros, no sólo porque sea su trabajo, sino por el gran cariño que le tiene.

-Es muy gracioso. En la escuela de natación nos enseñaron a nadar como perrito pero no creía que de verdad nadaran así. -Ted comienza a imitar a nuestra mascota y su hermana ríe al verlo. Mi hijo la mira con amor grabado en sus ojos y nada hasta ella para abrazarla. Mi corazón se hincha al verlos así.

Son pocas las veces en que tengo la dicha de verlos así, ya que pelean continuamente por tonterías a las que ellos como niños les dan demasiada importancia. Me alegra que gracias a su mentalidad infantil puedan simplemente perdonar un carrito roto o una muñeca despeinada y abrazarse para continuar con sus juegos y risas.

Inoportunamente recuerdo que hoy entraron a nuestro hogar con la intención de llevarse a blip dos. Dios, si algo le pasara a alguno de mis blips no sé qué haría, no creo ser tan fuerte como para soportar algo así.

* * * * * * * * * * *

Salgo de la piscina y ayudo a mis pequeños a salir también. Llevamos una hora ahí dentro y estamos arrugaditos como pasas. Christian está de pie detrás de mi a unos cuántos pasos de distancia, así que al agacharme para sacar a los niños del agua le ofrezco una vida de mi trasero. Espero que su palma comience a picarle, mi piel ansía su toque.

Dios, Ana. Estás frente a tus hijos, contrólate. Mi diosa interna me mira con una mueca mientras mi subconsciente me reprende por mis inapropiados pensamientos.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora