Capítulo XXX.

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Envuelve los brazos a mi alrededor y sonrío cuando siento una suave calidez inundar mi corazón.

-Annie. -Murmura con la voz entrecortada. Intento alejarme un poco para que pueda verme pero no me lo permite, presiona fuertemente mi cuerpo contra el suyo como si fuese una tabla de salvación -Annie... ¿Eres tú?

-Sí... -Susurro -Estoy viva. -Sonrío débilmente.

-Pero... ¿Cómo? -Separa nuestros cuerpos apenas unos centímetros y clava sus ojos en mí. Aunque no puedo verlo, siento su mirada recorrer mi cuerpo para asegurarse que soy real, que estoy aquí.

-Te explicaré todo, Ray. -Escucho la voz de Christian y sonrío automáticamente. Tiene un efecto sobre mi cuerpo que no alcanzo a comprender, pero que me encanta.

-Annie. -Vuelve a estrecharme contra su pecho y no me opongo. No sé quién sea este hombre, pero siento que lo quiero con toda el alma -Nunca había sido más feliz que en este momento. Perderte ha sido lo peor que pudo sucederme... -Su voz se quiebra y afianzo mi agarre a su alrededor.

-Disculpe pero... Perdí la memoria. Si no fuese por Christian, seguiría pensando que mi nombre es Anastasia Campbell. -Su cuerpo se tensa y un segundo después ya no siento su calor envolviéndome.

-Soy Ray. -Acaricia mi mano y sonrío -Tu padre.

Mi sonrisa se amplía aún más. Tengo un padre. Me siento emocionada casi al punto de la euforia. Tantas noches pensando que no le importaba a nadie, creí que estaba sola y que nunca llegaría a mi vida alguien que se preocupara por mí... Y ahora todo es diferente. Tengo un esposo, dos hijos, un padre... Y probablemente haya otras personas que se alegrarán de saber que estoy viva y he regresado.

-Papá. -Susurro y me cuelgo de su cuello como han hecho Ted y Phoebe conmigo desde que llegué. Me siento como una niña pequeña en sus brazos.

-Annie, ¿No puedes verme, cierto? -Pregunta en un hilo de voz.

Las palabras se vuelven un nudo en mi garganta y me limito a negar con la cabeza. Besa mi frente con dulzura y con mucha delicadeza se deshace de mis lentes de sol. Cierro los párpados con fuerza para que no vea mis ojos.

-Abre los ojos, Annie, por favor. -Su voz tiene un tono de suplica que me rompe el corazón, pero mis ojos son mi punto débil,

-No. -Digo rotundamente -Son horribles. -Lágrimas calientes ruedan a través de mis mejillas.

-Por favor. -Susurra.

-Nena... -La voz de Christian me sobresalta y suspiro al sentir su cálida mano envolver la mía -Sé que Jailene te hizo creer que tu aspecto no es el mejor, pero te mintió. Eres hermosa, tus ojos también lo son. Abrelos, por favor. -Besa mi cabello y una tímida sonrisa se apodera de mis labios.

Inhalo con fuerza y abro los ojos. Escucho a Ray tomar aire y automáticamente vuelvo a cerrarlos e intento salir corriendo de la habitación. Christian me toma de la cintura apenas un segundo después y presiona mi rostro contra su pecho, provocando que empape su camisa con mis lágrimas.

-Annie, tus ojos son los más hermosos del mundo, siempre lo han sido. -Ray acaricia mi cabello -Lo que me molesta es que esto se pudo haber evitado. Pudiste ser operada... Pero te separaron de nuestro lado. -Su voz destila enojo, pero sé que va dirigido a Jailene, a pesar de que este hombre no sabe la historia detrás de mi desaparición -No eres horrible, Annie. Eres la joven más bella que he visto.

-Estoy de acuerdo contigo, Ray. -Susurra Christian -Anastasia es la mujer más hermosa del mundo y soy muy afortunado por tenerla a mi lado.

-¡Papi, la tía Kate ya despertó! -Grita Ted y siento la felicidad en su voz.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora