Capítulo VIII.

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Me siento mareada y mi piel es más pálida de lo normal. Camino junto a Christian mientras me sostiene de la cintura para que no me caiga, ya que no puedo mantenerme en pie por mí misma. Aunque insistió en llevarme en brazos al auto, me negué.

Kate va a mi lado, lleva mi bolso y en su cara logro ver preocupación. Agradezco que mis hijos estén con su abuela Grace, odiaría que me vieran así.

-Nena, iremos a casa de mi madre.

No tengo fuerzas para voltear a mirarlo, pero de tenerlas habría girado mi cabeza como un resorte -No quiero que los niños me vean así y se asusten. -Susurro débilmente.

-Hola. -Es la voz de Kate. Mi ceño se frunce -Sí, necesito que el paquete llegue a casa de Ana. No... Sí, por ellos. Bien, gracias. -Creo que estaba hablando por celular, ya que Christian no respondió nada.

-¿Qué paquete debe llegar a mi casa? -Espero que responda rápidamente, algo típico en ella, pero eso no sucede.

-Algunas cosas que compré. -Acaricia mi cabello -Quiero mostrartelas.

-Oh, Kate, no creo tener fuerzas para eso. Solo quiero dormir. -Llegamos al auto y Kate entra en la parte de atrás, yo hago lo mismo y me recuesto, utilizando una de sus piernas como almohada. Christian me mira con desaprobación -No puedo ir sentada, Christian. Yo solo... -Comienzo a llorar. Odio sentirme de este modo, tan... Enferma.

-Ya, nena, no llores por favor.

-Sólo conduce, Christian. -Le responde Kate mordaz. Oh, aquí vamos... Ellos nunca podrán llevarse bien.

-Ana, por favor tranquilizate. -Kate peina mi cabello con sus dedos, comienzo a relajarme hasta que mis párpados se cierran y caigo en un profundo sueño.

Christian me toma en sus brazos para bajarme del auto, me lleva hasta nuestra habitación y me deposita en la cama. Me aferro a su cuello con la poca fuerza que me queda -No te vayas, quiero que me abraces y me hagas sentir segura.

-Aquí estoy nena, solo para ti. -Se acurruca de espaldas a mí y pega mi cuerpo al suyo. Pasa una de sus manos por encima de mí y sonrío -Duerme. -Besa mi pelo y voy a la deriva.

Mmmmm... Acarician mi cabello, me gusta. Abro lentamente los ojos y veo el rostro de mi madre sonriéndome -Mamá... -Susurro y ella me envuelve en sus brazos, las lágrimas acuden a mi rostro y les doy la bienvenida porque son de felicidad -¿Qué haces aquí?

-Christian envió su jet. -Sonrío -Ambos estuvimos de acuerdo en que lo mejor era que yo estuviera aquí para cualquier cosa que necesites.

-Oh, mamá, no hacía falta.

-Eres mi hija, Ana. -Siento una gota caer en mi brazo, entonces sé que está llorando -Si algo te pasara...

Otro par de brazos me envuelven -Te amamos, Annie.

Papá...

-Los amo, gracias por estar aquí. -Murmuro mientras los tres continuamos fundidos en nuestro abrazo. Lágrimas silenciosas se abren paso a través de mis mejillas.

* * * *

Christian toma mi mano y entramos en el hospital. Mi madre lleva de la mano a Ted mientras Ray tiene a una somnolienta Phoebe en sus brazos.

Kate, Elliot, Carrick, Mía e Ethan vienen detrás de nosotros. Dios, estoy tan nerviosa. Hoy es 19 de julio y me operarán.

-Ana, querida. -Grace llega y me abraza -Vamos a tu habitación.

Por supuesto, tengo una habitación privada y vigilada por Sawyer y una mujer que nunca he visto antes. Es estéril, con paredes blancas, sábanas azules y olor a... Hospital. La odio automáticamente.

Me coloco la bata azul claro que apenas cubre mi modestia y me recuesto, dios, estoy tan cansada. Me duele la cabeza y las miradas tristes de todos no ayudan a mi estado de ánimo.

-Mami, abuelita te puede da unas pastillas y así idemos a casa. -Phoebe se revuelve para salir de los brazos de su abuelo Ray y camina hasta la cama, Kate la ayuda a subir y mi niña se acurruca junto a mí.

-Bebé, ya hablamos de esto. Necesito operarme para estar bien.

-Pedo te puedes modi mami. -Abro los ojos como platos ante las palabras de mi hija.

-¿Quién te dijo eso, Phoebe? -Christian se ve molesto, ¿Por qué cree que alguien se lo dijo?

-Lo dijedon en la televisión papi.

-Sí, papá. -Ted se coloca en el otro lado de la cama y dirige su mirada hacia Christian -Phoebe y yo vimos las noticias y dijeron que la “señora Grey" -Hace comillas con sus dedos y yo suelto una risita -Está muy enferma, que la operarían y que podría morir. -Mi sonrisa desaparece. Su voz suena estrangulada, ¡Estúpidos paparazzis! No se dan cuenta del daño que hacen, o si lo notan no les importa.

-Bebés, voy a estar bien, no piensen en cosas feas, ¿bien? -Asienten, pero veo la duda en sus ojos -En unas horas me verán dormida y con vendas en mi cabeza, pero no se asusten, no es nada malo.

-¿Vas a despertar, mami? -Ted acaricia mi mejilla y le sonrío.

-Claro que sí, bebé.

-Mami ¿luego idemos a casa? -Oh, mis bebés...

-No, Phoe. Debo estar aquí algunos días para que los doctores me cuiden. -Su expresión cambia a una de “Estoy teniendo una idea ahora mismo." Y luego sonríe ampliamente.

-Idé a la escuela de doctodes mami, así cuando abuelita no te pueda cuida yo sí y nos podemos id a casa. -Todos en la habitación reímos. Beso su frente y luego la de Ted. Los amo tanto.

-Buenos días. -Una enfermera entra en la habitación -Necesito llevarme a la Sra. Grey para prepararla en quirófano.

Un silencio sepulcral inunda la habitación. Suspiro. Es hora.

Entra otro enfermero con una camilla para llevarme y me recuesto en ella.

-Nena, todo saldrá bien. -Aprieta mi mano y mis ojos se llenan de lágrimas -Te amo. -Me besa suavemente.

-También te amo Christian. -Y entonces comienzan a moverme y cierro los ojos, tal vez no vuelva a ver a las personas que tanto amo.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora