Capítulo XL

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-Oh, que maleducada soy. Mucho gusto Sra. Grey... -Supongo que está extiendome su mano, pero soy incapaz de tomarla. Algo dentro de mí dice que esta mujer no es precisamente alguien agradable -Creo que la maleducada es usted. De todas formas, mi nombre es Chloe Hoffman. Soy una... Ex, de su esposo.

Frunzo el ceño y elevo una de mis cejas a modo de advertencia. A esta mujer debe quedarle muy claro que no tiene nada que hacer cerca de mi esposo.

-Temo decir que no es precisamente un placer conocerla. Si nos disculpa, estamos disfrutando de un día familiar. -Tomo la mano de Christian y me doy la vuelta, esperando que me siga. Él lo hace no muy seguro. Me sorprende esta parte suya. Siempre se muestra como un hombre seguro de sí mismo con una paz imperturbable. Sin embargo, siento que acaba de perder su preciado control.

-¡Ted, Phoebe! -Dice en un tono de voz un poco alto, de manera que nuestros hijos puedan escucharlo entre la multitud que grita y celebra por su juego -Es hora de irnos. -Dirijo mi rostro al suyo y hago una mueca.

-¡Papi, acabamos de llegar! -Se queja Phoebe y sé que está haciendo un puchero. La conozco.

-¿Ya debemos irnos? ¡Papá! -Ted está enfurruñado. Toma mi mano y le sonrío a modo de disculpa -Mami, ¿Podemos quedarnos más tiempo? Nunca salimos. Por favor.

Suspiro pesadamente y acaricio la mejilla de Christian con dulzura. Él suelta todo el aire de golpe y me devuelve el gesto, de modo que una de sus manos está posada sobre la piel de mi rostro.

-Taylor. -Lo llamo. Es cuestión de segundos para sentirlo a mi lado -Cuida a mis hijos un momento.

-Sra.

-Vayamos a un lugar más privado. -Susurro en el oído de Christian. Su lenguaje corporal me indica que lo he sorprendido, sin embargo comienza a caminar entre las personas.

Pasamos la zona de juegos donde el ruido es ensordecedor y caminamos algunos metros más hasta lo que creo es el área de comida, pues puedo escuchar a lo lejos algunos platos chocando contra las mesas descuidadamente. Las personas deberían tener un poco más de cuidado.

Una vez estamos sentados uno frente al otro, tomo las manos de Christian entre las mías sobre la mesa -¿Por qué te afectó tanto ver a esa mujer? -Me atrevo a preguntarle en un hilo de voz. No es fácil para mí hablarle sobre sus ex. No es un tema que me haya interesado antes.

-No me afectó verla, Anastasia. Sólo... Me sorprendió. ¿Vinimos hasta aquí sólo para hablar sobre ella? -Asiento débilmente y afianzo mi agarre en sus manos cuando siento que quiere soltarse -Por dios, Ana. Esa mujer no significa nada en mi vida.

-¡Entonces deja de comportarte como si significara algo! -Chillo quejumbrosamente. Frunzo el ceño recordando el encuentro con esa mujer y la manera en que lo llamó. ¿Debería preguntarle a Christian sobre eso? Me muerdo el labio, evitando hacerlo. Tal vez sea algo muy personal.

Suspira y logra soltar una de sus manos de mi agarre. Suelta mi labio con dos de sus dedos y acaricia el puente de mi nariz -¿En qué estás pensando? -Me sonrojo e intento ocultar mi rostro dirigiéndolo hacia el suelo, pero él lo impide -No quiero que te hagas ideas equivocadas, Ana. Ella no significa nada. Cada una de las mujeres que estuvieron en mi vida antes de ti son parte del pasado y no significan absolutamente nada para mí.

-¿Por qué te dijo amo? -Me muerdo el labio con fuerza una vez he formulado la pregunta. Lo escucho inhalar con fuerza y me reprendo mentalmente por no haber mantenido la boca cerrada.

-Ana... Yo... -Se suelta de mi agarre y creo que está pasándose las manos por el cabello -Preferiría que lo recordaras por ti misma. No me sentiría muy cómodo hablandote sobre eso. No quiero que... -Besa mis nudillos, enviando descargas eléctricas a mis partes bajas -...Te decepciones de mí. Aunque antes de perder la memoria conocías cada una de mis sombras, tengo miedo de que ahora no logres asimilarlo de la misma forma.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora