Capítulo XLI

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18 de junio del 2019.

Abro los ojos y me desperezo en la cama. Mi mano cae delicadamente sobre el pecho de Christian, quien continúa profundamente dormido o de otra forma, ya estaría apropiándose de mi boca.

Beso delicadamente sus labios, luego su nariz, sus ojos, sus mejillas y mis manos viajan hacia abajo por su cuerpo. Sé que ha despertado cuando siento algo crecer bajo mis dedos. Suelto una risita floja mientras me sonrojo y aparto la mano.

-Feliz cumpleaños, Sr. Grey. -En un movimiento me coloco sobre él y me apodero de sus labios. Nuestros dientes chocan y nuestras lenguas se enredan mientras gemimos y nuestras manos hacen su propio trabajo.

-Estoy tan feliz de estar hoy a tu lado. -Murmuro contra sus labios antes de volver a besarlo -Te amo.

-Mi mejor regalo hoy es que estés a mi lado, Ana. -Siento esa ya conocida calidez extenderse en mi corazón...

-Los niños y yo tenemos una sorpresa para ti. Es hora de levantarse. -Le doy un último beso antes de ponerme de pie.

-¿No piensa darme un regalo ahora, Sra. Grey? -El tono de su voz hace que mi piel se caliente y probablemente enrojezca. Sé que no habla de una caja envuelta en papel de regalo con un lazo. Habla de su cuerpo sobre el mío o viceversa.

-Ya le dije que sus hijos y yo tenemos una sorpresa para usted, Sr. Grey. Creo que ya la edad le está afectando, no está escuchando muy bien.

-Debió regalarme entonces las baterías para mi aparato auditivo. -Al escuchar esas palabras siento un ligero pitido dentro de mi cabeza que me provoca cierto dolor. Es como si ya lo hubiese oído antes. Y en mi interior sé que esto es un dejavu, pero debido a mi perdida de memoria tiene alguna especie de efectos en mí.

-Aún estoy a tiempo de ir a la tienda por ellos, Sr. Grey. -Le sonrío y busco a tientas mi albornoz, que como siempre descansa detrás la puerta. Me lo coloco y salgo de la habitación rumbo a las de mis hijos para despertarlos.

Entro en la de Teddy primero y me sorprende escuchar ruidos en ella.

-¡Buenos días mami! -Extiendo los brazos para recibirlo como es ya costumbre. Beso su cabello mientras lo levanto del suelo con una mueca.

-Estás más pesado cada día, pequeñito. -Él ríe y no puedo hacer otra cosa que abrazarlo con más fuerza.

Su problema con la profesora quedó resuelto. Admitió en presencia de Christian y mía que no había tomado las mejores actitudes con Theodore. Se disculpó con nosotros y con nuestro hijo y según nuestro pequeño, ella es la misma profesora de siempre.

-¿Papi ya despertó? -Pregunta con un tono lleno de ansiedad. Sé que está nervioso, lo cual me hace sonreír.

-Sí, lo hizo. No tengas miedo, Phoebe y tú le darán un regalo precioso y todo saldrá perfecto. -Salgo de la habitación aún con mi hijo en brazos y lo dejo en el suelo frente a la puerta de Phoebe. Apenas entro siento el pequeño cuerpo de mi hija chocar contra mis piernas y me agacho para abrazarla y llenarla de besos.

-¡Hora del show, pequeños! -Digo sonriente.

Bajamos las escaleras y fuimos a la sala, donde se encuentra el piano. Mis pequeños se sentaron a esperar la aparición de Christian.

-Buenos días, pequeños. -Murmura el tan esperado cumpleañero.

-¡Felicidades papi! -Gritan al unísono y saltan del asiento. Escucho sus pisadas y la risa de Christian mientras los abraza para recibir sus besos. Una punzada de decepción se instala en mi interior al no poder ver esa hermosa escena, pero en seguida la hago a un lado. Sólo debo esperar un poco más.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora