Que Sople el Viento

16. El Largo Camino

La fecha al fin había llegado, Stear la acompañaría no sólo por no querer dejar sola a Candy y mucho menos en su actual situación; también tenía la intención de ver por última vez a Patty e incluso quería estar cerca para ver a su hermano, su tía abuela Elroy y a Albert, aunque sólo fuera de lejos. De cierta forma quería comprobar aquello que anteriormente le habían contado, quería saber si aún eran los mismos, que tanto habían cambiado o como en alguna ocasión le dijo Terry, si algunos de ellos ya no eran ni la mitad de lo que antes fueron.

No planeaba entrar e interrumpir la boda, mucho menos acercarse y felicitarla, sólo quería estar por última vez en el mismo lugar que ella y aunque la enfermera le había dado su pase para la ceremonia, él tenía la idea de esconderse cerca de la capilla o detrás de un árbol, cualquier lugar desde donde lograra ver como lucia en su vestido de novia e imaginar que sería el quien le estaría esperando en el altar.

La pecosa se sentía segura, sabía que ante cualquier problema podía contar con Stear, al menos hasta llegar a Florida, donde estaría esperando Terry. Tenía miedo de que pudiera llegar a encontrarse con Albert ahí y fue motivada por tal que un día antes de partir recupero su tono natural de cabello, al menos así no levantaría sospechas sobre su disfraz. Además quería aprovechar la oportunidad para sacar el resto de sus ahorros del banco y poder comprar algunos artículos para su bebe.

—Mi bebe... —se preguntó— qué clase de padre sería Albert? y Terry! como sería el? —sin dudas y a pesar de su promesa en la estación de Cleveland, aún estaba confundida— pero Albert ya está comprometido y Terry... bueno... lo extraño tanto... —tanto que prácticamente contaba los segundos para volver a verlo, así como hace sólo unos cuantos meses esperaba ansiosa a aquel que una vez le juro amarla y sin embargo ahora estaba con otra.

Para la oji verde esto era peor que lo sucedido con Susana, ya que en aquel entonces el joven actor se veía obligado a unir su vida gracias a aquel acto de altruismo; pero ahora? ahora tenía la seguridad de que el empresario siempre la engaño.

En esos días Terry se encontraba en Memphis, lo tenía todo planeado, esperaría hasta después de la celebración para informarle sus planes y sus avances, la idea de abandonar la compañía Stratford definitivamente. Desde aquélla última vez en que había visto a su Tarzana sólo anhelaba besarla, abrazarla, estar con ella; la imaginaba con aquel vestido floreado que semanas antes le había enviado para la ocasión.

Serían días difíciles o al menos eso creía, en el fondo estaba seguro de que el empresario estaría ahí; se preguntaba qué pasaría una vez que se encontraran, que diría del cabello de la chica, que diría si llegaba a saber del embarazo, que sucedería si llegara a enterarse de en donde y con quien estaba viviendo o peor aún, como actuaría él sí Candy decidía volver al lado del millonario, si una vez ahí no la dejaban marcharse o la obligaban a regresar con ellos. No, no; tenía que volver a concentrarse, a final cuentas aún faltaban un par de asuntos que atender, para después poder tomar el tren a Jacksonville y de ahí a Orlando.

Se sentía tan sólo y la verdad es que lo estaba, Albert había reservado un vagón privado, con él iba Archie, Taty, la señora Elroy y su insoportable prometida Nichole, desde que subió al transporte tomó asiento en algún lugar apartado y fue ahí donde permaneció durante todo el trayecto, sumergido en sus pensamientos y deseando ver a Candy cuanto antes para poder pedirle una disculpa y explicarle su versión de cómo fue que sucedieron las cosas, pedirle que regresara con él, que se casara con él; si, quería decirle tantas cosas. Cuanto le extrañaba, cuanto le amaba, cuanto sería capaz de hacer por ella, cuanto deseaba nunca haber recobrado la memoria para así poder seguir llevando una vida a su lado; le haría saber lo desdichado que se sentía al tratar de sobrellevar su realidad, que nada en su mísera vida tenía sentido sin ella a su lado; que todos los títulos, propiedades, dinero y empresas, nada valía tanto para el como lo que ella representaba.