Que Sople el Viento

60. Espontaneos Encuentros 2

Para Candy la semana paso demasiado rápido; ese viernes regreso al hospital sabiendo que los visitantes partirían al día siguiente y sin el conocimiento de que esa sería su última jornada laboral en el hospital, que tantos dolores de cabeza le había dejado.

El recuerdo de aquel casi beso al inicio de la semana, le animaba un poco más, pero nunca se imaginó que también el actor estaba comenzando a padecer los problemas que Peter había tramado junto con Kate.

Por supuesto que ya tenían armada una estrategia legal y habían contratado los servicios de uno de los más afamados buros de abogados de la ciudad; que como orden anticipada, ya estaban realizando algunas investigaciones. Mientras que Archie resolvería ciertos asuntos en Chicago, para poder regresar dos o tres semanas más tarde.

Terry por su parte, había asistido a un par de reuniones con el director, el productor y los asociados de la compañía en que laboraba. Mal estaba pagando por la tontería que cometió con aquella mujer; y bien merecido se lo tenía.

Ese preciso viernes asistió a los ensayos, sin mostrar lo decaído que se sentía, tratando de sobrellevar la nueva situación y a pesar de todo, sonriendo al recordar su último encuentro con la pecosa.

—Si de verdad crees que todo eso es cierto —dijo el castaño al director—. Confírmalo, trae pruebas; y no tendré nada más que hacer aquí. Me iré tal como llegue.

—Sé cómo es Kate y no eres el primero en tener este tipo de problemas con ella —explicó—. El detalle esta en tu novia.

—Mi novia? Ella que tiene que ver en...

—Esto no te lo dijeron —interrumpió—. Pero ella estuvo aquí la noche del estreno; en camerinos. El guardia la dejo pasar y Kate asegura que la agredió.

—Eso no puede ser cierto.

—Pero lo es y aunque no estoy seguro de quien pudo haber iniciado esa pelea...

—Le creerán a Kate! Yo no sabía nada; justo ahora me estoy enterando de que ese día estuvo aquí.

—Otro punto en tu contra —el actor solo apretó los labios.

—Siendo así solo me quedan dos cosas por hacer; esperar lo inevitable o renunciar. Y sin duda, prefiero irme cuanto antes.

—Si renuncias le estarás dando la razón a Kate —aclaró.

—Sí; pero todo este dilema terminaría. Podría irme, buscar otro teatro.

—No te lo permitirán. Al menos no, hasta que tu contrato finiquite o el reemplazo esté listo. Lo bueno de todo esto es que ya me dieron la orden de poner a Harold a ensayar. Qué más da si tienes que esperar un par de meses más? De todas formas ya me habías comentado tu inquietud de irte.

—Eso debería darte lo mismo. Es tu obra; tú eres quien decide el elenco y todo lo que sucede sobre el escenario es tu responsabilidad.

—Y también es por eso que te pido paciencia y tiempo.

—Cuánto?

—Un mes, mínimo.

—Solo un mes. Después me iré; y ni creas que volveré a asistir a esas estúpidas reuniones.

—Eso es lo de menos —arreglado ese tema, debían seguir con su trabajo—. Ahora ve y demuéstrales lo que hace un verdadero actor -sonrió.

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Candy acepto la destitución de su puesto, no pronuncio ni una sola palabra; al contrario, salió mostrándose orgullosa y con la frente en alto, despreocupada y sin mostrar el fastidio que ya sentía de estar ahí.