10. Reinicio

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Antes de volver a Chicago, Terry le aseguró a la rubia que regresaría para saber si todo iba manchando bien y si se estaba acoplando a su nueva vida, le preocupaba el hecho de que no conocía a nadie en esa ciudad, sólo a la inquieta Anne Marie y la Sra. Walters.

Al llegar a Illinois, en seguida fue al lugar donde vivió durante su estadía ahí, preguntó al portero sobre su nota y luego de que le confirmara lo ocurrido, fue al departamento donde vivió la pecosa e hizo una gran actuación mostrándose sumamente preocupado por lo sucedido.

El siguiente paso a seguir era ir a visitar a Annie con el pretexto de una disculpa, pero sobre todo para tratar de averiguar un poco más sobre la huida y las acciones tomadas por los Andrew. Con lo que el moreno no contaba es que precisamente Albert estaba ahí tratando de sacar información.

—Señorita, tiene otra visita —anunció la mucama desde la entrada a la lujosa estancia

—Quién es?

—Soy yo Annie... —saludo aún caminando por el pasillo, tras la doncella.

—Terry! –dijo sorprendida puesto que Albert comenzaba a convencerla de su teoría sobre la extraña desaparición de ambos— que haces aquí?

—Vine sólo por cortesía... —se detuvo anonadado al ver al rubio que le observaba de forma extraña— Al... Albert, buena tarde...

—Acaso no sabes lo que sucedió? —preguntó ella al notar lo incómodo del momento.

—Lo de... eh? hace rato quise visitar a Candy... pero su casero me dijo que se había ido... también por eso estoy aquí... le traje un regaló... dónde está?

—No sabemos...

—No saben? no quieras esconderla Albert —quiso bromear— ya dinos donde está, te aseguró que nadie te la podría quitar...

—De verdad no sabes nada? —se animó a preguntar el rubio.

—Voy llegando a la ciudad, esperaba que al fin hubieran solucionado sus diferencias...

—Y por qué te fuiste? —preguntó la morena.

—Bueno... —no había pensado en ello— hace... recibí un telegrama de mi madre, Robert necesitaba arreglar unos detalles del vestuario y... sólo regrese por mis cosas... tomare el tren nocturno... Pero explíquenme... ella... la han buscado? les dejó una dirección o algo?

—No, nada... sólo una nota... —habló cabizbaja.

—Puedo leerla?

—Es personal y no la traje —respondió el rubio.

—La verdad es que no entiendo... es decir, ella no hace ese tipo de cosas...

—Pues lo hizo! —sentencio el empresario.

—Si lo ha hecho, cuando huyó del colegio... o ya lo olvidaron?

—Esto es una broma? si claro... Vamos Candy! —gritó— ya los descubrí! sal de tu escondite!

—Terry... —murmuro la morena con timidez— es verdad... incluso llegue a creer que se había ido contigo...

—Annie... —la miro con incredulidad y luego de un silencio continuo— conmigo...? y por qué pensaste eso?

—Los dos desaparecieron el mismo día.

—El mismo día...? Esto es... Albert tú crees lo mismo?

—Eso pensé... fue demasiada coincidencia que ambos se marcharan el mismo día.

—No sabía nada de esto... es... yo me fui sólo, ni siquiera pude avisarle!

Que Sople el VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora