51. Busqueda Inútil

200 22 15
                                    

Triste, vacía y enorme; así era como Candy sentía su habitación. No había buscado consuelo en nadie y no había nadie para consolarla; esta vez estaba sola, pero segura de que no era por decisión propia.

El recuerdo de aquellos momentos con Terry no la dejaban tranquila, dudaba de si estaba haciendo lo correcto o si debía ir a buscarlo; al menos para estar segura de que se encontraba bien. Pero también tenía la esperanza de que él encontrara la dirección que le había entregado y pronto fuera a visitarla.

xxx

Por su parte, Terry se arrepentía de no haber tenido el valor suficiente para hablarle del asunto que tanto le atormentaba, pero claro, era algo demasiado difícil de admitir; no obstante, quizá de haberlo hecho la situación no habría sido tan extrema.

Revisaba una y otra vez aquel maltratado papel, intentando encontrarle sentido; tenía letras y números, pero bastante deformados como para ser legibles.

-Una dirección, tal vez -musitó-. Eso es! Cómo no lo había pensado!

Consciente de que ya era tarde, salió nuevamente. Las calles estaban vacías y los habitantes de la ciudad ya dormían; pero a pesar de eso él debía y quería encontrarla. Llegando a su destino, intento controlar su desesperación y tocó a esa puerta con cautela y firmeza.

-Quién es? -después de un rato, se escucho la pícara voz de Anne Marie.

-Petite? Soy yo; Terry -la puerta se abrió de inmediato y la preocupación de quienes estaban adentro, fue notoria.

-Sucedió algo a Candy? -esta vez la otra hermana hablo.

-Necesito el mapa -ingresó sin mayor explicación.

-Es muy tarde. Qué sucede? -pidió la menor.

-Necesito el mapa -repitió.

-Lo buscaremos -con calma, aseguro el de anteojos y tomo el control-. Anne, prepara un poco de té. Terry, siéntate; Maggie y yo lo buscaremos -tener ahí de nueva cuenta al actor, no le daba buena espina; le preocupaba más de lo que aparentaba.

No había querido involucrarlos, tarde se arrepentía de haber ido. Pero gracias a su falta de cordura creyó que no tenía más remedio. Aún así, en lugar de sentarse caminaba de un lado a otro en el recibidor.

La francesita le ofreció una taza con el cálido líquido. Fue entonces cuando se sentó y a su lado, ella se aferró a su brazo izquierdo.

-Todo está bien; verdad?

Aquella simple pregunta le demostró lo importante que era para ellos. Quizá nunca supo con seguridad, lo que era formar parte de una familia; al menos no, hasta que conoció a su tarzan con pecas. Ahora la tenía; y admitirlo en ese momento, le hizo creer que también a ellos los estaba defraudando.

-Eso espero petite; de verdad eso es lo que espero.

-No sé qué sucedió. Pero Candy te quiere y... -no supo que mas decir, lo cierto era que ellos no sabían nada, ya que en ocasiones anteriores, al notar el comportamiento de la rubia, intentaron preguntar pero siempre obtenían una evasiva como respuesta.

-No hace falta que digas nada. Todo ha sido mi culpa. Pero tratare de solucionarlo -la sonrisa de la morena le inspiró seguridad.

-Iré a ayudarles -se levanto.

-Anne?

-Si?

-Espera. Siéntate conmigo -le pidió-. Sabes bien que confió en ti y hoy más que nunca necesito el consejo de una verdadera amiga -la francesa regresó y volvió a tomarlo del brazo.

Que Sople el VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora