Un amable saludo le hizo abrir los ojos con la intención de responder a quienes serian sus compañeros durante ese viaje; pero ante la sorpresa de ver a tan afamada actriz, por instinto se quito las obscuras gafas y al voltear, su estupefacción fue aun mayor, al reconocer a aquel que hace poco le había arrebatado la oportunidad de hablar con Candy. Sintió que la razón se le nublaba y no pudo hacer nada más que mirarlo con evidente extrañeza.
—Albert. —le vio murmurar; sin embargo, este aun no era capaz de reaccionar.
Mientras recobraba la cordura, el rubio no lograba despegar la vista de aquellos ojos color turquesa que se mostraban atónitos pero a la defensiva, y aun sin lograr decir una sola palabra, los segundos parecían eternos; hasta que esa voz, esa misma femenina voz, fue la que les trajo de regreso a la realidad.
—Terry, te vas a sentar o harás el viaje de pie? —pregunto, jalando un extremo de su abrigo.
—si... —respondió al fin, desviando la mirada y tomando asiento, saludo al sujeto que tenía enfrente— buena tarde
—buena tarde —cumplió, pensando en alguna forma de evadir aquella situación— Terry...
Ambos hombres permanecieron en silencio, ignorando la voz de la actriz que al parecer no se había percatado de nada; ambos sumergidos cada uno en sus propios pensamientos, construyendo frases en su propia defensa, preparándose para atacar; pero sobretodo, aun sin atreverse a hacerlo.
—me agradó mucho el volver a ver a Candy —fue la inoportuna frase que les dio luz verde para actuar.
—Candy? —la voz del rubio reclamaba una explicación— donde esta?
—no es la Candy que buscas —la mente de Terry trabajaba a toda marcha, intentando desalentarlo— Franklin, ella habla de Candace Franklin, la actriz —declaro, mientras Karen, confundida, no atinaba a intervenir o dejarle seguir— nos la topamos en Kentucky.
—es esa Candy, a quien te estabas refiriendo? —pregunto a la señorita, que aun sin palabras, desvió la vista hasta Terry, que no despegaba los ojos del rubio.
—Albert, por favor; no asustes a Karen... —fingía completa seguridad, lo cual no era tan difícil, debido a su profesión— Candace Franklin fue muy amable con nosotros, hasta nos dio algunos consejos.
—Mentira! —totalmente determinado, sabía que mentía— sé que habla de ella, de Candice White —luchaba por contener su frustración— díganme en donde está.
—estas obsesionado Albert —sonrió con sorna— es más, te lo probaré —arriesgándose, se levanto— Robert?
—Sucede algo? —desde su asiento, respondió el aludido, a la vez en que Karen se llenaba de confianza suficiente para ayudar a su amigo.
—recuerdas en donde fue que nos topamos con Candace Franklin? —el castaño, sonreía victorioso.
—fue en Kentucky, hace como 3 semanas —era innegable, Terry había jugado bien sus cartas.
—gracias —regreso a su lugar y satisfecho por su habilidad mental y buena memoria, busco la reacción de su adversario— aun supones que estamos hablando de la misma Candy?
Albert había quedado sin palabras, incrédulo de lo que había escuchado, pero sin encontrar un buen pretexto para desmentirlo. Miraba a la chica, que lucía mucho más segura de lo que debía responder, mientras se contenía de hacer algo mucho más drástico.
—está bien —dijo entre dientes, al tiempo en que Terry agradecía que Candy no lo hubiese ido a despedir.
Al caer la tarde, la compañía arribaba a Pittsburg, donde finalmente, Terry pudo respirar tranquilo y ante la insistencia que Karen mostro en el camino al hotel, a su manera, le conto de donde lo conocía y las razones por las que no debía saber nada sobre Candy. Pero el haberlo visto ahí y que aun estuviera a bordo del tren, le inspiro desconfianza.
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Que Sople el Viento
FanfictionEn ocasiones el amor no es suficiente y algunos cambios en nuestra verdadera identidad nos hacen perder lo más importante.¿Qué sucede cuando este cambio nos hace débiles ante nuestros propios sentimientos? ¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor...