37. Nuevo Camino

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Era sábado por la mañana y Candy tenía lista su maleta, al igual que Neil. Durante el almuerzo Albert, Archie, Annie y los demás estuvieron con ellos en un convivio para despedir a la ojiverde.

-tienes que escribirme en cuanto llegues –pidió la morena

-si! Y a mí también! –Le señalo Taty

-regresa pronto y si tienes algún problema no dudes en avisarnos –agrego el rubio

-vamos! Solo será un mes; si acaso un poco más –bromeo la pecosa- no tienen porque ponerse tan dramáticos

A las doce y media se disponían a salir, ya en la puerta volvió a abrazar a sus amigos y les aseguro que estaría bien; subió al auto que los llevaría y cuando el moreno estuvo a punto de subir, llego corriendo una de las mucamas.

-Señorita! Señorita! –grito

-que pasa Carrie? –fue Archie quien le respondió

-joven –hizo una reverencia y siguió hasta el vehículo- señorita, acaba de llegar correspondencia para usted

-debe ser de Stear! No le he avisado que me voy –murmuro para si- gracias –tomo las dos misivas y partieron.

-no las leerás? –pregunto Neil

-después –le dijo guardándolas en su bolso- cuando lleguemos a la estación, recuérdame enviarle un telegrama

-ya que! -resoplo en son de broma

Al llegar a la terminal había mucha gente, aun así aprovecho el tiempo en que subían las maletas, para ir a la oficina postal

"Parto de Chicago. Te escribo en cuanto llegue. Saludos. Candy"

Mando el telegrama con prisa, aún sin leer las cartas, aún sin saber nada sobre Terry; pero sobre todo, sin saber que a cada paso que daba, se alejaba de ellos, dejando atrás toda aquella ilusión.

Abordaron el ferrocarril y llegaron hasta su camarote con una mezcla de tristeza y tranquilidad.

-quieres comer algo? –le pregunto, haciéndole desviar la vista del paisaje- voy al vagón comedor

-no; gracias. Provecho.

Aún estando sola no encontraba la paz que necesitaba; el moreno ya había tardado pero aun así no le tomaba importancia; meditaba en lo que podría hacer, sin duda alguna no quería regresar a Chicago y mucho menos a Cleveland; tenía hambre pero no quería comer, tenía ganas de charlar pero deseaba estar sola, tenía ganas de llorar pero soportaba las ansias de hacerlo.

Recordando unas galletas que había guardado en su bolso, las busco; miro las cartas de Stear y mientras comía la golosina, tomo una al azar.

Candy:

Ha pasado algo de suma importancia. Tienes que regresar lo antes posible. Te aseguro que no lo creerás cuando lo veas y aun así, brincaras de alegría al igual que nosotros.

No sé si recibiste la carta anterior, la mande ayer y es muy posible que la recibas al mismo tiempo que esta. Ahí está anexa una que hace un mes llego de New York, pero Anne Marie la había olvidado; por eso es que apenas la mandamos. Cuando la leas te impactara; es parte de tu sorpresa.

Regresa pronto, aquí todos te extrañamos.

Stear

-ya regrese –Neil entro asustándola- te traje un postre

-gracias –le sonrió

-veo que ya las leíste. Como esta Alistear?

-no sé; solo dice que tiene una sorpresa para mí y que vaya pronto –encogió los hombros.

Que Sople el VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora