45. Intento de Reconciliación

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Junto a Scott, Terry siguió a la rubia con la mirada hasta que la vio desaparecer, en seguida ambos se dirigieron al teatro para comenzar con la caracterización y dar los últimos ajustes a la representación que realizarían para la audición.

-Ni siquiera me deseo buena suerte -pensó frente al espejo, dando los últimos detalles a su vestuario

Trataba de despejar su mente, mientras repasaba su guion y veía como llamaban a los demás actores; en ocasiones uno por uno, otras por pareja o por grupo, hasta que finalmente y luego de una larga espera, fue su turno.

-Terruce y Kate a escena! -fueron las palabras del asistente de dirección.

Después de su corta representación, la pareja volvió a camerinos para esperar la siguiente parte de la prueba. Al igual que en la compañía Stratford; el ojiazul se mantenía apartado del grupo, se llevaba bien con sus compañeros, pero aún no demasiado como para convivir abiertamente con ellos.

-Lo hiciste bien -dijo Kate acercándose a él-. No te preocupes. Eres un gran actor; tu fama te precede...

-Acaso piensas que me preocupa? -intrigado e inquieto, respondió por inercia-. Tengo otros asuntos en mente

-Trata de relajarte. Si Howard lo nota podría quitarte el papel

-Vete! -respondió comenzando a irritarse-. No estoy de humor para charlas.

-Ya sé. Aquí todos sabemos de la fama que tienes gracias a tu carácter. Pero vienes de Broadway y eso es toda una novedad. Qué te trajo aquí; a esta ciudad?

Katherine Marsden logro su reducida fama gracias a su talento, arduo trabajo y por supuesto, su padre; siendo una chica de mediana estatura, con cabello castaño, lacio y a la cintura, con una mirada verde que hipnotizaba a cualquiera. A sus 20 años de edad, tenia ya un largo camino sobre los escenarios, siendo asediada por algunos fans y en definitiva, al igual que el resto de los integrantes de la compañía, se sintió curiosa y atraída por el recién llegado actor.

-Asuntos personales... -procurando no caer en la descortesía, se sintió obligado a responder

-Debe ser algo muy importante como para haber dejado una compañía tan importante como la Stratford.

-Para mi lo es -como ultima opción, dispuesto a esquivar aquel interrogatorio, se levantó y buscó algo en su bolsillo-. Y ya te dije que no estoy de humor para charlar -salió al pasillo dispuesto a encontrar algún espacio apartado en donde poder tocar la armónica que llevaba ya en la mano.

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Luego de esa extraña charla, Candy seguía atendiendo a sus pacientes hasta que finalmente y tarde como siempre, termino su turno. Mientras se cambiaba una de sus compañeras del horario nocturno se le acercó.

-Candy, me puedes hacer un favor?

-Claro -respondió sin ánimos-. Cuál?

Después de aceptar ese compromiso para el día siguiente, salio esperando encontrar a Terry, y luego de ver que no estaba, busco un asiento en donde poder aguardar a que llegara.

El tiempo pasaba lento y no había señales del actor, hasta que 30 minutos después salio sola rumbo a su reducido hogar; pero apenas unos pasos adelante alguien la detuvo.

-Deberías abrigarte mejor. La noche es fría y podrías resfriarte -era Peter-. Te invito un trago o un café si prefieres, mientras le sigues esperando.

-No, gracias. No quiero que malinterpretes mi amistad. Además ya me iba.

-Entonces permíteme acompañarte. Es tarde y luces cansada. Es peligroso que andes sola; me preocupa que algo pueda pasarte -insistió

Que Sople el VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora