38. Buenas Noticias

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Mi querido y añorado Terry.

Quisiera poder decirte que he mantenido la suficiente calma respecto a todos los hechos acontecidos recientemente, quisiera admitir que en todo momento he actuado correctamente; pero solo seria una gran mentira. Últimamente hago, siento y digo cosas sin pensar, sabiendo que ya no tengo razón alguna para retomar aquella que ahora siento, era la antigua línea de mi vida; y aun así, a pesar de todo, a pesar del supuesto conformismo, te sigo extrañando noche y día. Extraño la seguridad de saber que podía tener un futuro a tu lado.

Debo seguir con mi vida; estoy segura de que eso es lo que querrías. Pero todo es tan difícil, tan complicado y aun más cuando te busco en cada detalle.

A veces quisiera creer que todo lo ocurrido no es más que una pesadilla, que en algún momento despertare y estarás a mi lado; a veces este dolor es tan tremendamente insoportable, que creo no poder seguir viviendo sin ti; a veces me siento tan cansada que no creo lograr absolutamente nada, creo ya no tener la fuerza que antes me caracterizaba, creo ya no tener nada en mi que valga la pena dar...

Es como si con cada acción intentara complacerte, es como si con cada palabra intentara escucharte, es como si con cada recuerdo intentara sentirte, reencontrarte. Todavía quisiera poder seguir viviendo aquel bello sueño que teníamos.

He mencionado ya, que he despertado muchas veces con tu nombre en mis labios? He mencionado ya, que he hecho cosas solo porque a ti te gustaba hacerlas?

Y me siento tan tonta, tan desubicada, tan desesperada y desolada. Incuso ahora, que estoy consciente de que no tiene caso seguir escribiendo estas líneas dirigidas a ti, que sin duda alguna, jamás las leerás.

Yo, lo único que en realidad deseo, es liberarme de este dolor; dejar de pensarte, dejar de extrañarte, dejar de necesitarte, dejar de ser la pobre Candy a quien todos miran cometer error tras error, quisiera volver a ser aquella a quien sin importar los golpes del destino, siempre lograba seguir adelante... pero la única verdad es que no creo poder conseguirlo sin ti a mi lado...

Sin embargo, prometo intentarlo.

•••

El trayecto hasta Iowa resulto cansado; aun así, en cuanto bajo fue a la taquilla para comprar su boleto con destino final en Seattle. Ella sabia que aun le faltaba mucho camino por recorrer, pero tenia claro que a la compañía ferroviaria no le importaba; así que no le quedo nada más que hacer que lamentarse al saber que estaría varada en aquella ciudad durante una noche.

Queriendo ahorrar dinero fue a una cafetería cercana, donde solo comió un sándwich y poca agua. Se distrajo por un momento, mientras escribía una nueva y corta carta que enviaría a los LeLudec, y regreso a la estación a las 7 PM para ser precisos; mientras aun no se decidía a ir a buscar hospedaje para esa noche.

–Solo dos días mas... –se dijo a si misma, dándose ánimos– 2 días y habré llegado.

Sin demasiadas opciones y tratando de no malgastar el escaso dinero que aun conservaba de lo poco que había logrado llevar consigo; la oji verde opto por regresar al lugar que más conocía en aquella ciudad. De nada le había servido el intentar cambiar trabajo por techo y desayuno; lo único que consiguió fue un mayor cansancio y un tremendo dolor de pies.

Bien sabía que ya era muy tarde; bien sabía que estar sola en la estación, a tales horas y en aquella condición no era la mejor opción. Con contrariedad busco su monedero y sabiéndose sin remedio, regreso al que anteriormente creyó seria el sitio más económico.

Aquella habitación era realmente obscura, con solo una pequeña y alta ventana. Iluminada por una escasa e intermitente luz-

Pensando, solo pensando, quizá delirando, quizá deseando no sentirse tan sola, quizá deseando no sentirse tan desconocida, quizá solo desvariando como si se tratase de una ingenua estrategia para intentar evitar el sueño y el hambre; se encontraba Candy indiscretamente atenta al movimiento de una inquieta polilla sobre el parpadeante foco.

Que Sople el VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora