36. Sueño de Verano

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Lemon

-Albert? –pregunto entrando en su habitación

-que se te ofrece, pequeña? –hizo a un lado su libro

-es que, quería comentarte que he pensado en tomarme unas vacaciones –comenzó con cautela

-vacaciones? Por qué? El trabajo en el hospital es muy pesado?

-no es por eso; es que ustedes siempre están muy ocupados y Annie nunca está en su casa. Me siento un poco sola y aburrida aquí

-y a donde piensas ir?

-Neil se irá pronto y he decido ir con él. Creo que es una buena oportunidad para conocer Washington

-has considerado lo que pasara con su madre y su hermana? Dudo estén contentas de tenerte en su casa

-no habrá ningún problema, salieron de viaje; así que ni siquiera las veré

-al parecer estás segura de ello

-sí, y no creas que te estoy pidiendo permiso; solo te estoy avisando –dijo, con una graciosa mueca

-entonces no me queda más remedio que acceder –le respondió casi en un suspiro fraternal

-gracias! –le abrazo

-te extrañare

-si claro, seguro también dirás que me has extrañado en estos días –alardeo

-lo dudas?

-mmm? –Sonrió- Albert –cambio de tema- lamento todo lo que te dije la otra noche

-supongo que me lo merecía

-si, es cierto, aun así, no debí ser tan directa

El rubio solo sonrió, ya que después de tanto tiempo estando ocupado; se sentía más tranquilo respecto a sus sentimientos. Al fin, después de tanto tiempo; se había perdonado a si mismo e incluso a ella, y podía admitir la verdad; que había perdido toda oportunidad y quizá, a su tiempo, podría tener otra, aunque no fuera con aquella linda rubia, y cuando eso sucediera, no volvería a cometer los mismos errores.

-hasta mañana –le regreso a la realidad

-te vas tan pronto?

-si; es que Neil me prometió dejarme probar un cigarrillo –le informo, sin darle importancia y saliendo casi corriendo- descansa!

-pequeña! –hablo ya sin ser escuchado- no creo que sea buena idea!

Pasmado, Terry escuchaba como fue que Candy se marcho de la ciudad; sabía bien que esa era su naturaleza, pero a pesar de todo, estaba ilusionado con la idea de poder verla cuanto antes. Stear leyó la carta en voz alta y aun más sorprendido por lo que oía, no pudo evitar las dudas.

-desde cuando se lleva bien con Leegan? –fue lo primero que se le ocurrió

-no sé; pero según lo que entendí en sus cartas anteriores, ya tiene tiempo

-Neil, amigo de mi pecosa? Lo dudo –arqueaba una ceja

-hay que responder ahora mismo y mañana enviamos la carta

-si; pídele que venga; a más tardar, en una o dos semanas estará aquí.

En otra parte del país; un ataque de risas por parte del moreno, había sido el resultado de aquel experimento. Candy no podía dejar de toser, sin embargo trataba de seguir aspirando aquel humo.

-lo estás haciendo mal –por enésima vez, le explico- tienes que relajarte y aspirar despacio; no como si quisieras acabártelo de golpe

-esto · es más · difícil · de lo que · parece –decía en medio de su tos

Que Sople el VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora