❌Está historia participa en los Premios Gemas Perdidas❌
Trilogía Tempestades
-Lo siento, Cory, pero esto es todo- Me había dicho esa noche fría y oscura, sin importarle verme llorar y suplicarle que no me dejara.
Dejándome ahí, tan desolada y desdic...
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Reconocí esa mirada como la de alguien que comenzaba a disfrutar de una venganza, como quien ha conseguido poner de rodillas a su mayor enemigo sin la necesidad de hacer tanto esfuerzo... la mirada de una triunfadora. Ello me hizo estremecer, pues ella conocía mi mayor miedo, mi pasado, conocía aquello que me había estado atormentando durante esos tres años y no le iba a importar abrir sus propias heridas con tal de mantener fresca la mía.
Tantas veces le dije a Cory que no sabía amar, que no amarla era mejor que hacerlo y es que había una gran razón por la que me negaba tanto y tenía nombre y apellido.
Fue la que me hizo querer tenerlo todo mientras estuviera conmigo, pero hay cosas que no se pudieron evitar y ahora todo era irreversible. Tener a su hermana ahí, mirándome a la cara de esa manera tan desafiante y vengativa me hizo palidecer y saber que estaba tan cerca de Cory me revolvía el estómago. Me acerqué a ella, con la intención de evitar lo que fuera que estuviera a punto de hacer.
—¡Amor! ¿Por qué no me has esperado allá?— La pelinegra se sobresalto, entonces besé su sien y traté de sonreír sin que se diera cuenta de mi nerviosismo.
—No podía dejarte sola, nena. Hay muchos hombres tratando de conversar contigo y conquistarte— La chica sonrió y por un momento creí que ya lo había controlado todo y que se alejó, pero fue astuta.
De pronto derramó su bebida sobre mí, haciéndolo ver cómo un accidente. Trató de “arreglar” lo que había hecho, pero su papelito de mustia culpable no me engañaba en lo absoluto.
—Oh, en serio, discúlpame, no.... ¿Ithiel?— Pronunció, fingiendo sorpresa. Cory se tensó, acercándose un poco más a mí, por inercia y entrelazando nuestras manos.
—Miriam— No permití que los nervios me dominaran delante de ella, le hablé sin flaquezas y con seriedad.
Miriam se dirigió a Cory y, entonces, el esbozo de una sonrisa envuelta en malicia, descaro y sorna se dibujó en su rostro. Instantes después, captó nuestras manos entrelazadas.
—Así que tú eres Cory Shane ¿No es así?— Cory extendió una sonrisa, afable. Soltó nuestras manos y se la ofreció como la chica amable que siempre fue.
—Así es, soy yo— Miriam solo miró su mano, no la tomó, la dejó esperando una reacción de su parte, y me jodió que hiciera eso con Cory. —Bueno.
Se dio cuenta de la incomodidad de ella, pero eso no pareció importarle.
—He escuchado mucho sobre ti, bueno, no es como si pudiera evitarlo ¡sales en todas partes! Dicen que tú e Ithiel son la pareja más icónica y perfecta del mundo, Por lo visto, es como me los han pintado. — Dijo ella, usando esa tónica sarcástica que hacía tensar mis músculos, creyendo que en cualquier momento podría hacer explotar la bomba.
—¿Así que eres fan de nuestra relación?— Preguntó Cory.
Miriam solo emitió una rosilla, que quizás para Cory pareció ser normal, pero podía verlo en su mirada, ella se estaba burlando de Cory.
