❌Está historia participa en los Premios Gemas Perdidas❌
Trilogía Tempestades
-Lo siento, Cory, pero esto es todo- Me había dicho esa noche fría y oscura, sin importarle verme llorar y suplicarle que no me dejara.
Dejándome ahí, tan desolada y desdic...
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26 DE OCTUBRE DE 2019 QUINTANA ROO, MÉXICO.
Al día siguiente, un sábado por la mañana, desperté en punto de las 7:00 am, justo antes de que mi alarma sonara estruendosamente para conseguir lo que yo ya había logrado antes. Y es que últimamente mi mente se mantenía alerta, como si lo sucedido hubiese activado un interruptor en mi cabeza.
Me senté sobre la cama y miré al frente, meditando y aceptando el nuevo día que había llegado. Minutos después, escuché a alguien tocar la puerta, y deje pasar a la persona detrás. Era Jace, listo como todo el tiempo. Su trabajo le obligaba a tener un horario desde que amanecía, hasta que fuese necesario. A veces me daba curiosidad saber para qué agencia trabajaban, pero joder, estaba tan segura que por más amistad que tuvieran conmigo, ni siquiera Bradley me brindaría esa información.
—Buenos días, Blancanieves— Saludó cómo de costumbre y yo sonreí ante su apodo.
—No creo ser Blancanieves, ella era más valiente que yo— me sonrojé y bajé la mirada a las sábanas lilas que me cubrían de las caderas hacia abajo. —Ella fue capaz de...
—Huyó de la Reina malvada y al final se enfrentó al oscuro bosque en el que ordenaron asesinarla— Me interrumpió, dándose el privilegio de sentarse junto a mí. —Peque, tú eres tan valiente como cualquier princesa, de eso no hay duda.
—Huir de los problemas no es ser valiente.— Dejé ver y el negó con la cabeza, como si yo no tuviera remedio.
—Todos llegamos a un punto en el que nuestra única opción es huir.— Contestó, sin importarle los protocolos que debía seguir, tomó mi mano y la acarició con cariño. —huimos para volvernos fuertes, crecer como personas y reconstruir lo que otros rompieron. No somos perfectos, niña, ya te lo he dicho antes, nos equivocamos y tropezamos, a veces con la misma piedra hasta lograr salir por fin de ese ciclo que creemos que no tiene fin.
—¿Por qué me tratas tan bien? ¿O por qué no eres como Bradley?— Inquirí, sabiendo que el antes mencionado no sé atrevería ni siquiera a hablarme si no es requerido por mí. —¿Por qué....?
—No busques respuestas, Bradley simplemente es un tipo que prefiere seguir las reglas, a mí no me importa romperlas y mucho menos si se trata de ti— Contestó, dejándome absorta por esa respuesta.
¿Por mí?
Sacudí la cabeza, era imposible que él sintiera algo por mí, quizás únicamente me quería como su hermana menor o una amiga, Jace era casi seis años mayor que yo, y la única relación que podría haber entre lo dos era la de una amistad muy bonita y nada más.
—¿Y por qué por mí?— Terminé preguntando, curiosa por una respuesta.
Quizás en el fondo quería que me dijera que estaba enamorado de mí, pensar en esa posibilidad me hacía sentir culpable. Mi padre fue muy claro con las reglas, estaba prohibido relacionarse conmigo de cualquier forma, y si algún sentimiento se veía involucrado, ya sea de mi parte o la de él, terminaría siendo el fin para él y su carrera.
