38. Sorpresas inesperadas p2

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Me gustaría afirmar que las sesiones con Mérida surtieron un efecto sanador y disiparon mi depresión y ansiedad, que las repentinas oleadas de pánico habían cesado y que las lágrimas se habían secado por completo

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Me gustaría afirmar que las sesiones con Mérida surtieron un efecto sanador y disiparon mi depresión y ansiedad, que las repentinas oleadas de pánico habían cesado y que las lágrimas se habían secado por completo. Sin embargo, ocultar la cruda verdad de mi realidad solo sería un engaño. No obstante, sí es cierto que me comprometí con mi salud mental y bienestar, entregándome a cada ejercicio que Mérida me encomendaba para contrarrestar la ansiedad y hallar un atisbo de calma en medio de mis crisis. En consecuencia, logré mitigar los ataques de ansiedad y comencé a ejercer cierto control sobre mis emociones.

   No puedo afirmar que mi mejoría haya traído de vuelta la normalidad a mi vida, pero sí puedo asegurar que avanzaba paso a paso. Volví a disfrutar las comidas que solía evitar, aterrorizada ante la posibilidad de parecer imperfecta o pasada de peso para Ithiel. Y lo más importante es que estaba en proceso de aprender a perdonar y a dejar atrás el pasado.

Me había sumergido en el arte de convertirme en una versión mejorada de mí misma, tanto por mí, como por el de quienes me rodeaban.

  Lo poco que sabía de Ithiel era prácticamente nada. Las revistas y noticieros no contaban como fuente fiable, ya que la mayoría tejía una red de "verdades" falsas. Excepto, un artículo que destacaba sobre los demás:

"Ithiel Hale y la hija del influyente empresario André Shane ponen fin a su relación de manera definitiva". "Cory Shane ya no ocupa un lugar en el futuro de Ithiel Hale".

  Y menos íbamos a regresar, después de que Karla Carrasco confirmara que seguían juntos. Supe que el video de Ithiel y yo había llegado a manos de Karla, y mantuve la esperanza de que fuera suficiente para poner fin a su relación. No obstante, en la víspera de Año Nuevo, Ithiel anunció su compromiso con ella ante las cámaras. Aún puedo evocar la imagen de su rodilla en el suelo, ofreciéndole el brillante anillo de diamantes a Karla, quien irradiaba felicidad por la propuesta.

  El impacto de ese anuncio me hirió; de hecho, fue una de las razones que me impulsó a pedir ayuda. No obstante, conforme avanzaba en mi proceso, aprendí a aceptar que el pasado ya no podía reescribirse y que era momento de liberar lo que no estaba destinado a ser.

  Todo en mí dio un giro inesperado cuando, aproximadamente un mes después de comenzar las sesiones con mi terapeuta, tomé la decisión de alterar no solo mi perspectiva mental, sino también mi apariencia física. Así, opté por retornar a mi color de cabello natural, aunque esta vez corto a la altura de mis hombros. Había hecho suaves risos, añadiendo un aire de frescura a mi apariencia. Y, sobre todo, abracé mi cuerpo tal y como era, otorgándome el permiso de recobrar la masa corporal que había perdido en medio de tantas dietas restrictivas y desacertadas.

  Cuando solía tener trece años ojeaba revistas de modelos y anhelaba poder ser tan delgada como ellas. Sin embargo, no fue sino hasta que comencé a amarme a mí misma que aprecié la belleza de mis curvas, esas mismas curvas que había menospreciado en el pasado. Este logro, que llenó de orgullo a mi nutricionista, me llevó a renovar mi guardarropa con prendas que en otro momento no hubiera considerado, pero como estaba aprendiendo a no darle entrada a los comentarios de los demás, estuve tan dispuesta a usar todo aquello que me hiciera feliz.

Corazones Tempestuosos (AQM I) (PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora