40. Los recuerdos son solo eso

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Ithiel Hale

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Ithiel Hale

¿Realmente me encontraba bien?

  Talvez a Cory le había dicho que lo estaba, pero tratar de convencerme de eso sería absurdo, cuando sabía perfectamente que era todo lo contrario. Aún me faltaba demasiado para volver a estar bien, sin embargo, he de admitir que no todo estaba hechado a perder en mi vida o que me hallaba totalmente mal. Me ha costado terapias recuperarme y fuerza de voluntad para no volver a caer en dichas drogas. Seguía enfrentándome a la ausencia de alguien a quien quise, solo que estaba aprendiendo a vivir con eso.

  Después de cuatro años ignorando a mi terapeuta, comencé a tomar en serio las sesiones de terapia, y trataba de mejorar, está vez con ganas de vivir mi vida, de dejar atrás el gran peso de mi pasado y mirar hacia el futuro que me deparaba.

  Me había costado demasiado darme cuenta que era una persona inmadura, incapaz de aceptar que no tenía responsabilidad afectiva hacia los demás, y comprendí que ser como era solo lastimaba a quienes me querían.

  Un día me levanté y decidí que quería ser mejor, que necesitaba ser mejor persona, ya no estaba para comportarme como un crío, dentro de cuatro meses me casaría con Karla y necesitaba tener un corazón completo y estar estable, eso era lo correcto si es que deseaba darle una vida sin tormentos a mi futura esposa.

  Por otro lado, una de las razones que me llevaron a querer ser mejor, había  sido Cory. Mi inestabilidad emocional solo se encargó de llevarla a la perdición, fui el responsable de su intento de suicidio, por mi culpa terminó, incluso más inestable que yo, y quería ayudarle a recuperar su brillo, era lo menos que podría hacer por ella.

  Ese día la abracé fuertemente, mientras dejaba que sus lágrimas empaparan mi camisa, la sostuve en mi pecho, diciéndole que todo estaría bien, que yo no la iba a dejar caer sola. El ataúd con los restos de Sebastián bajaban poco a poco, dejándonos despedirnos de él por última vez. Debía aceptarlo, su muerte también me dolía, los recuerdos que tenía con él desde el instituto eran inolvidables, al final de cuentas, él fue uno de mis mejores amigos.

  Antes de todo, él y yo éramos uña y mugre, nos quisimos como hermanos y estuvimos el uno para el otro, pero las circunstancias nos distanciaron y nada pudo hacer que nos perdonaramos. Lo cierto era que yo ya lo había perdonado, talvez hubiese deseado decírselo de frente, pero el destino me arrebató esa oportunidad.

  Ahora más que nada comprendía que las cosas nunca deben dejarse para mañana, porque quizás mañana sea tarde....

  Y lo entendí ante la muerte de él.

  —¡No, por favor!— Cory dijo, desesperada. Intentó soltarse de mis brazos, pero me negué a hacerlo, estaba devastada por dicha pérdida, había estado hecha pedazos desde que lo encontró muerto en su habitación. —¡No lo dejen caer!

  Ella forcejeó tanto, hasta que logró salirse de mi agarre, y corrió hacia los hombres que se encargaban de bajar el ataúd y suplicó a uno de ellos para que se detuvieran.

Corazones Tempestuosos (AQM I) (PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora