44. El reencuentro.

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26 DE JUNIO DEL 2020

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26 DE JUNIO DEL 2020.

Cory Shane.

El aire golpeaba mi rostro, mientras observaba el cielo azul y despejado de Madrid. Tan solo había pasado un mes desde lo ocurrido con Ithiel, en casa de Caritshma y, pese a que se había disculpado por haberme dicho eso, no podía evitar pensar en ello. Ithiel no estaba del todo equivocado al acusarme de haber matado a nuestro hijo, porque eso fue lo que sucedió, esa fue mi decisión y era momento de enfrentar la realidad, misma que intenté ignorar durante medio año.

  —Hija— Escuché a mi espalda, para posteriormente, sentir el tacto de alguien sobre mi hombro. —¿Estás bien?

—Lo estoy— Dije, pese a que no era verdad. —Solo quise tomar un poco de aire.

Volteé en dirección de aquella persona y le sonreí. Era mi madre. Ginebra se veía radiante, vestía con un vestido de cóctel en color verde, un color que contrastaba con sus ojos ámbar y su cabello pelirrojo.

—Ya llegó tu vestido, cariño, está en tu cama— Visualicé la prenda en el interior de mi habitación, y sí, ahí estaba el vestido rojo. —Deberías comenzar a arreglarte ya, se hace tarde para la cena.

Suspiré de pronto, pensar en el desastre que podría ser ese jodido evento me comenzaba a estresar, no quería ir, no quería presentarme ante la familia Hale y pretender a ojos de ellos que ya no me afectaba nada de lo que me hizo Ithiel, porque, para ellos y él, yo ya lo había perdonado.

Sin embargo, el dolor seguía ahí, recordándome una y otra vez que si le daba una nueva oportunidad, probablemente la usaría para destruirme de nuevo.

—Te dejaré sola para que te alistes— Dijo mi madre, besó mi frente y después salió de la habitación.

Tras haber salido, me adentré al interior de ésta y cerré las puertas del balcón. Dejé caer la bata de baño sobre mi cuerpo al suelo, me observé por unos segundos al espejo para darme cuenta de lo mucho que había progresado en mi recuperación. Con la depresión y la ansiedad había sido un proceso completamente difícil de llevar, pero las ganas que tenía de seguir viva me ayudaron a mejorar, así que ya le había perdido el miedo por completo a la comida y, sin importar que fuese parte de las porristas, comía todas mis comidas adecuadamente.

Parpadeé un par de veces y me concentré en lo que importaba en ese instante.

Me coloqué el vestido a pesar de que no quería ir, me maquillé y peiné mi cabello en una trenza gruesa y elegante, misma que lo hacía lucir radiante.

Para cuándo había terminado de arreglarme, ya se había oscurecido el día. Salí de mi habitación con los tacones en mano y bajé a la segunda planta, mi padre y madre estaban advirtiendoles a mis hermanas lo que pasaría si se comportaban mal en la reunión, ambas niñas estaban enfundadas en un vestido de vuelo que les llegaba arriba de los talones, y su cabello estaba cogido en una coleta alta y lacia.

Corazones Tempestuosos (AQM I) (PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora