33. Siempre fuimos y seremos corazones tempestuosos

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05 DE DICIEMBRE DEL 2019

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05 DE DICIEMBRE DEL 2019

Frente a mi espejo me observaba detalladamente, el pelo desprolijo, las mejillas un poco enrojecidas y mi cuerpo delgado y casi sobre los huesos. Siempre había pensado que para ser perfecta y la indicada para la capitana de las porristas debía tener un cuerpo perfecto, de hecho, mis entrenadoras desde que era una cría se habían encargado de decirme que debía tener una alimentación saludable para tener el peso ideal que debía tener una porrista. Y desde mis 12 años implemente dietas que me hacían bajar de peso, dejé de comer chuches y comencé a obsesionarme con verme perfecta, como modelo de revista. Hasta entonces no me había dado cuenta de lo mal que estaba yo y lo peor de todo era que a mí mejor amiga le hice ver lo mal que estaba al dejar de comer y al tener atracones que la inducían al vómito, cuando yo estaba en la misma situación que ella.

Tomé el cepillo y comencé a peinar mi cabello de arriba hacia abajo, preguntándome ¿Ha valido la pena todo lo que hice por ser porrista?

Cerré los ojos cuando me respondí yo misma la pregunta. Claro que no lo ha valido, nada de eso valía la pena si al final iba a terminar jodida y enferma. Escuché golpes suaves sobre la puerta de mi cuarto, le di paso para que entrara y entonces vi a Patty con una bandeja con comida sobre sus manos. Terminé de cepillar mi cabello para aproximarme a ella y ayudarle con la bandeja, la dejé en la mesita de noche y le di los buenos días.

—Buenos días, mi reina ¿Cómo dormiste?— Preguntó con dulzura.

—Olvidé tomar la pastilla para dormir y no pude pegar el ojo casi toda la noche— Confesé, Patty hizo una mueca de disgusto y sabía que me iba a regañar.

—Pero, niña, esas pastillas no puedes olvidarlas— Dijo, sus manos tomaron las mías con cálido cariño. —si quieres mejorar es importante que tomes en serio tu medicación, no es juego, Cory.

—Yo lo sé, Nani, solo que se me olvidaron. Sé que no es justificación, ni nada, pero prometo que ya no pasará más— Ella me sonrió de oreja a oreja y me haló a su anatomía para abrazarme, luego me regaló un beso en la mejilla.

—Está bien, niña. Espero tampoco te olvides de desayunar, he hecho tú desayuno favorito.

Volteé a ver la bandeja y efectivamente era el desayuno que me encantaba desde niña, mismo que solo podía comer una vez a la semana. Me permití tomar una tortita una vez que me enjuagué las manos y lo comí de poco en poco. Desde que estuve en México mi familia me había incitado a comer comidas que no comería por mi dieta, pero poco a poco aceptaba que debía hacerlo, por mí y mi salud física.

Después de desayunar, platicando con mi Nana y después de que ella peinara mi cabello en una hermosa y alta coleta, busqué el outfit que usaría ese día; tenía pensado un vestido old money, así que eso me puse. Más tarde, bajé a la planta baja, solo se encontraba mi madre acompañada de una de sus asistentes, me despedí de ambas y luego salí de casa para irme a la universidad sin esperar a la persona que estaba afuera de la mansión.

Corazones Tempestuosos (AQM I) (PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora