❌Está historia participa en los Premios Gemas Perdidas❌
Trilogía Tempestades
-Lo siento, Cory, pero esto es todo- Me había dicho esa noche fría y oscura, sin importarle verme llorar y suplicarle que no me dejara.
Dejándome ahí, tan desolada y desdic...
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JACEMICHAELS
HACE 48 HORAS...
Pensar en ella se había vuelto un martirio del que no podía escapar, siempre estaba por aquí y por allá, buscaba mi atención, pero no porque me quisiera en realidad. Era un pobre imbécil al creer que una niña rica y caprichosa como ella iba a quererme fielmente. Ni siquiera había podido superar a Ithiel, un niño en cuerpo de hombre que no maduraba en lo absoluto. Tenía el coraje atorado en la garganta, no podía verle a los ojos sin pensar en ella, besando y apañandose con ese imbécil. Bradley siempre había tenido razón en decirme que estar con ella sería un error grandísimo, pero le seguí el juego y ahí estaba, en medio de la madrugada, en mi hora de descanso y sin poder pegar un solo ojo por culpa de ella.
Me senté en la orilla de la cama y prendí la lámpara, tenía que tomar las riendas de mi vida y no dejar que un tonto amor me hiciera un débil e inútil hombre. Después de haber estado unos cuantos minutos observando la cómoda, me levanté y abrí el primer cajón. Si no podía dormir, entonces aprovecharía la noche para indagar en los documentos que Bradley me había conseguido, acerca del hombre que me dio la vida.
En Madrid, James Hale era un hombre reconocido, un gran magnate de la industria de las telecomunicaciones y negocios internacionales, pero también era el padre de Ithiel Hale, el ex-novio de Cory. Según el informe que tenía en mis manos, tenía más de tres décadas casado con la misma mujer, pero una hoja después encontré fotos de Hale saliendo de un panteón, y dichas fechas en las que se tomaron, murió una mujer de nombre Romina Rutherford que, misteriosamente, tenía un gran parecido con la "esposa" de James. Un año más tarde se dio a conocer el rostro de su primer y único hijo, que obviamente es Ithiel, pero eso no es lo que me interesaba a mí, me importaba un carajo si su esposa era o no la misma. Mi interés estaba relacionado con la muerte de mi madre.
Busqué la fecha de mi nacimiento e indagué la situación. Todo parecía normal, hasta que una hoja después me encontré con el registro de 1994 del hospital privado Santa Cristina. El nombre "Sarah Sparks" se plasmaba en toda la hoja, indicando un embarazo en riesgo de aborto. Al leer cada una de esas palabras la bilis se me subió hasta la garganta y el dolor del recuerdo que me dejó mi madre antes de morir escocía ingratamente en mi ser.
Tragué saliva con dificultad cuando leí la parte en la que se informaba que Sarah Sparks tenía signos de violencia en su cuerpo y el método de parto fue por cesaría, ya que podía desangrarse teniendo parto natural.
Golpeé la mesa, cabreado.
Mi madre no se merecía haber vivido tal situación. Y en realidad, ninguna mujer debería vivir algo tan atroz como eso. Mi sangre hervía de coraje, ni si quiera el engaño de Cory me había causado tanta cólera. Me levanté de la silla frente a la mesita de noche y reprimí un gruñido.
