El rey de los mestizos

Nombres importantes

Clarisse tenía los ojos abiertos. Delante de ella había un ser de cinco metros de altura, incluso superaba a los dioses en su estatura divina, que según Percy era la encarnación de la ira y un demonio.

Ella miró los ojos del joven que tenía a su lado, en ellos se podía ver el fuego como en los ojos del susodicho demonio.

- Amon. - Dijo Percy con un tono de voz sin emociones. - Acaba con ella, pero no quemes el campo.

El demonio no dijo nada, solo alzó su mano derecha para agarrar en mango de la espada colosal que tenía en su espalda. Una vez armado miró al monstruo de las nueve cabezas. Un segundos después tres de las cabezas del monstros estaban en el suelo casi calcinadas.

Esto hizo que tres cabezas volvieran a crecer junto con otras tres siendo ahora doce cabezas en total.

- ¡Maldita sea! - Dijo Clarisse. - ¡Has abierto otras tres sucursales de donuts monstruo!

¡Me importa una mierda, son unos dónuts cojonudos! - Gritó Percy sin despegar la mirada de la hidra de Lerna. - Amon, busca la manera de cortar todas las cabezas al mismo tiempo.

Amon no dijo nada, alzó la espada que tenía y apunto al monstruo para luego correr a toda velocidad hacia ella. El monstruo en contestación le lanzó doce torrentes de fuego con furia mientras Amon avanzaba como si nada ignorando por completo el fuego que le lanzaba la hidra.

Cuando el demonio estaba lo suficientemente cerca de la hidra alzó la cuchilla y cuando la bajó la hidra intentó esquivar la espada saltando hacia atrás, pero una de sus cabezas fue rebana por la mitad en un eje vertical hasta la base de su cuello.

Tras eso no pasó nada. No surgió una nueva cabeza o algo por el estilo, solo se quedaron las dos partes que antes formaban una cabeza colgando mientras su sangre goteaba en el suelo. Se hizo el silencio y al poco se pudo notar la risa de Percy en todo el lugar.

- ¡Me encanta! - Dijo como si nada haciendo que su compañera de armas la mirase con una mirada confundida. - ¡Hemos conseguido encontrar un vacío legal en la leyenda de la hidra, nadie había probado a cortar a la mitad una cabeza, mientras la cabeza no sea separada del cuerpo no saldrá otra cabeza!

Clarisse solo pudo mirar como el carácter del chico que acompañaba había cambiado sin poder hacer nada. Mientras eso sucedía Amon seguía avanzado en su avancé contra el monstruo. Lanzaba tajos con su espada mientras cortaba a la mitad cabeza tras cabeza hasta que solo quedaron cinco cabezas intactas.

La hidra miró al demonio, el cual parecía no estar cansado en lo absoluto. Tomó una postura ofensiva mientras tenía las piernas flexionadas como si fuese a saltar hacia delante mientras mantenía la punta de su espada mirando hacia el monstruo, unos segundos más tarde una esfera de fuego comenzó a formarse delante de la punta y parecía aumentar el tamaña según el tiempo pasaba. Llegó el momento en el que la esfera de fuego llegó a ser del mismo tamaño que los chicos, en ese momento Amon clavó la espada en la esfera de fuego haciendo que una gran ráfaga de fuego a miles de grados arrasase con todo lo que tenía delante. Eso incluía a la hidra, lo único que esta dejó fue el tesoro de guerra que suele quedar al terminar con la vida de un monstruo, en su caso, una caja de doce dónuts monstruo.

Cuando todo acabó los dos adolescentes vieron lo que había pasado. Al parecer ahora el claro en el que estaban se había incrementado unos cuantos metros por la quemadura que había causado el demonio de la ira, el cual poco a poco se fue desvaneciendo hasta que no quedó nada de él.

- Míralo por el lado bueno. - Dijo Percy mientras se apoyaba en un árbol mientras jadeaba. - Ahora podrás disfrutar de esos dónuts. - Clarisse se había adelantado para coger la caja de dónuts, pero se preocupó al ver la cara de cansancio de su compañero. - Lo siento, pero, ¿Me podrías ayudar a llegar al refugio?