Nuestra pareja estaba en el barco del pirata más temido de la época de las islas del caribe. Hacia ya un tiempo que había abandonado la isla de Circe, por lo que ahora estaban en mar abierto y Percy estaba en la cubierta mirando hacia el horizonte preparándose para el próximo desafío.
Las sirenas eran conocidas por su canto peculiar en el que te alteran el cerebro para querer hundirte en el mar y no querer salir muriendo así ahogado. No era una muerte muy feliz ya que tus últimos momentos de vida sería mirando a un monstruos que cuando quiere es hermoso pero cuando estás en sus garras es más horrible que pegar a tu padre con un calcetín sudado de meses que habías guardado en tu taquilla de gimnasia durante todo ese tiempo.
Otro posible obstáculo vendrían siendo un estrecho entre montañas que se cerraba cada vez que un barco cruzaba por ellos, pero dudaba seriamente que tuvieran que enfrentarse a él. Ante la idea de las sirenas él ya tenía un plan. Era simple pero efectivo, la cera de vela en las orejas les serviría para que por lo menos se redujera el encanto en las palabras de las sirenas.
Al que más podrían llegar a afectar sería a Edward, ya que él era un marinero, por lo que cuando llegue el momento lo encerraran bajo cubierta, atado y con la suficiente cera como para impedir a su oído interno mantener el equilibrio, no dejaba de ser un hijo de Ares que sabía pelear.
Al poco rato apareció Annabeth a su espalda para mirar al horizonte.
- Barbanegra me ha dicho que te diga que en más o menos una hora llegaremos al territorio de las sirenas, que nos vayamos preparando. - Dijo ella muy seria. - Después el camino será completamente limpio hasta la isla de Polifemo.
Percy asintió y la acompañó a la bodega que tenía el barco. En ella había cosas que no habían visto la luz del día en siglos, por lo que Percy le entusiasmaba un poco la idea de rebuscar en la bodega de un barco pirata.
La habitación parecía una habitación de un adolescente problemático, es decir, estaba completamente desordenado. Las monedas que debían ser de metales preciosos se habían oxidado y los objetos que había antes estaba corroídos y siendo nada más que basura que ni un museo querría. La misión en esta habitación era la de encontrar velas que se usaban antes para poder ver en la noche en las zonas comunales del barco, por lo que debería haber unas pocas por esta zona.
Tras unos pocos minutos consiguieron encontrar unas pocas velas que derritieron y formaron tapones justo a tiempo para que Percy tomara el mando del barco bajo el permiso de Barbanegra.
Antes de que encerraran al pirata este le indicó que el camino que tenían que seguir era completamente recto, que no hacía falta que se desviara más que para esquivar algunas rocas que sobresalían del agua que usaban las sirenas para tomar el sol.
Habían atado, encerrado y taponado los oído del pirata, por lo que procedieron a tapare los suyos y salieron al exterior. Antes de que llegasen Annabeth intentó convencer a Percy de que le dejase escuchar el canto de las sirenas, pero con una mirada dura por su parte la rubia.
En la situación actual Percy estaba manejando el barco sorteando las rocas que había en el camino. El recorrido era simple, solo tenía que cambiar ligeramente el rumbo del barco para que el barco no varara.
En unos segundos, el oído de Percy comenzó a oír las voces amortiguadas de las sirenas. Curioso por ver su aspecto miró por la borda y vio algo que solo había visto en películas. Mujeres completamente hermosas que no tenían nada de ropa, sol cubrían su pecho con mechones de su cabello mojado. Esta tenía el pelo negro pegado al cuerpo y una cola de pez de brillantes escamas azules. Estaba cantando un melodía que Percy no podía identificar, pero sabía que no debía quitarse esos tapones.
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El rey de los mestizos
FanfictionTodos sabemos lo que sucede cuando un dios y un humano se junta y hacen cosas de mayores juntos. El resultado es que sale un semidiós, mitad humano mitad dios. También existen los legados, que es cuando un humano es descendiente de un dios. Percy Ja...