El rey de los mestizos

Comienza la batalla

Percy se estaba recuperando de la herida que le había hecho la sombra en la espalda. El echo de que bebiese néctar le había ayudado un poco, pero el dolor seguía ahí impidiéndole levantarse del sofá en el que los hermanos le habían puesto para que se recuperara.

Nico estaba maravillado por lo que había dicho Percy. Su sueño de poder jugar mito-magia en la vida real estaba por cumplirse, pero Bianca estaba un poco más preocupada. Puede que Percy le haya dicho que ellos dos no iban a pelear por el momento ya que no habían sido formados en en batalla, pero aún así le preocupaba el su bienestar y el de su hermano menor.

los tres estaban en la habitación de los hermanos, con todas las luces encendidas y evitando cualquier zona con alguna sombra, todo por petición de Percy. La sombra había huido antes por lo que lo más seguro es que haya transmitido un mensaje al ser que le mandaba llamado Skotádi.

- Bueno, Benefactor. - Dijo Bianca mientras se acercaba a Percy. - Lo más seguro es que todo el hotel esté plagado por esas sombras. ¿Qué es lo que quieres que hagamos?

- Muy sencillo. - Dijo este mientras giraba un poco el cuello para poder mirar a la chica. - Hay un tío que los está mandando, por lo que esas sombras no piensan por sí mismas. Nunca en mi vida les he visto hacer algo inteligente por ellos mismos, solo se han limitado en hacer cosas como si fueran robots. - Dijo este llamando la atención de la chica italiana. - Si hacemos que ese tío huya o muera las sombras se largaran dejando este hotel en paz.

- ¿Quieres que nos carguemos a un hombre? - Preguntó muy asustada Bianca mientras se alejaba un poco de Percy.

- Si no hay más remedio me temo que si. - Dijo este asustando más a Bianca. - Pero piensa en esto. Si no logramos hacer que huya puede que mucha gente muera por las sombras, las he visto luchar y por casi me matan en una ocasión tirándome por un acantilado.

El silencio se hizo en la sala durante unos minutos. Lo que había dicho el chico casi divino había tocado un tema sensible. Percy sabía que no podía hablar de matar gente o monstruos tan a la ligera, pero este era un caso real de lucha por vivir y estos chicos tenían que saberlo cuanto antes.

El tiempo pasaba y mientras Percy se recuperaba de su herida y después de haber escuchado una charla más o menos interesante de Nico de como jugar a su juego de cartas ya había pasado tiempo suficiente como para que Percy pudiera levantarse sin ningún problema.

Este hizo un pequeño recordatorio de lo que tenía a su favor, que era solo su magia de cambio. En su contra tenía que no conocía la estructura del edificio, por lo que no sabía por qué lugares podía huir o dejar una trampa y los hermanos nos habían estado buscando esas cosas en el tiempo en el que habían vivido aquí; había muchos mortales que estaban en peligro y que no podía usar mucha magia ya que para acabar con una sola sombra tenía que concentrar mucha luz a un mismo punto y no sabía cuantos enemigos podría haber en total.

Una idea que se le vino a la mente fue intentar convencer a todo el hotel de subir la intensidad de las luces para intentar acabar con todas las sombras y dejar solo al tío que les están dando ordenes, pero eso no ocurriría ya que aunque fuesen seres místicos los que trabajan en ese lugar no harían tal cosa ya que hay que pagar las facturas igualmente.

Percy pensó en muchas formas de llegar hasta Skotádi, pero no lograba llegar a nada claro. Era cierto que le había visto en una sala de colada, pero las posibilidades de que siguiese allí serían muy pequeñas, casi nulas. Pensó en otros sitios en los que podía estar oculto ese ser, como una sala de basuras o incluso sitios tan recónditos como armarios y cámaras frigoríficas.

Cansado de pensar en los lugares en los que podía encontrar al tío decidió mandar una ordenes a sus Naberius para que encontraran a Skotádi. Cuando la orden fue mandada este salió de la habitación acompañado por los dos hermanos, los cuales estaban nerviosos.