Un cíclope muy pesado

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La niebla cubría todo el campo de visión del cíclope que no paraba de lanzar golpes a lo loco a su alrededor para intentar atinar a Nadie, el aventurero que se burló de él emborrachándolo para luego matarle con una lanza clavada por su cuenca ocular. Ese era el punto de vista del cíclope gigante, por otro lado estaba Percy.

Este sabía que nombrar a Nadie le haría enfurecer, pero pensaba que haría que su postura a la hora del combate se abriera más debido a la rabia que sentía, no que se volviera un maldito berserker que atacase a todos lados con la intención de golpearle. Rápidamente asumió que ese comportamiento era debido al carácter indomable de Poseidón, debido a eso soltó un suspiro ya que él mismo tenía esa característica.

Ocultándose en la niebla intentó buscar un patrón de ataque en el cíclope, pero no pudo encontrar ninguno y debido a su irregular patrón se le hacía imposible una retirada estratégica para huir ya que la niebla con el tiempo se iría y los localizaría ya que el olor a humedad se iría con la niebla. Tenía que luchar quisiera o no y tener que creer que sus compañeros estuviesen a salvo en lo que él tardaría en neutralizar al cíclope.

Mientras pensaba observaba todo lo que hacía y pudo determinar que por los golpes que estaba haciendo él tenía una piel muy dura, por lo que cortarla con la espada sería difícil. Eso descartó la idea de inmovilizarlo cortando los tendones de los brazos y las piernas, eso era un poco bestia, pero era lo mejor para impedir el movimiento de un ser tan grande.

Tras unos segundos llegó a la decisión que menos le gustaba, tener que cansarlo hasta que ya no se pudiese mover para nada.

- Oye, Polifemo. - Dijo Percy desde la niebla. - Tranquilízate un poco, solo te he dicho quien soy.

- ¡CÁLLATE MALDITO MAL NACIDO! - Dijo este mientras seguía dando golpes al azar.

Suspiró, si seguía haciendo eso solo podía depender de su espada látigo a distancia y como tenía que cansarlo declinó la idea de usar magia para poder tener un poco más de resistencia.

Sin nada más que hacer este des plegó sus espada y apuntó a la única zona sensible que tenía su oponente, su ojo. Su intención era cegarlo de forma permanente para así deshacerse de la niebla y así poder ver si sus amigos estaban bien, pero el cíclope demostró tener los otros sentidos más agudizados debido a su falta de vista.

Polifemo escuchó como algo cortaba el viento hacia su dirección por lo que se aparató y fue corriendo hacia la posición de Percy a una velocidad increíble. Eso sorprendió al muchacho por lo que dio un salto lateral para ocultarse más en la niebla.

- ¡VENGA NADIE, MUESTARTE Y LUCHA CON HONOR! - Gritó nuevamente Polifemo a la nada.

- Como si fuera a hacerlo. - Dijo Percy en voz baja.

Mala, elección. Debido a ese susurro, el cíclope, pudo escucharle y determinar nuevamente su posición por lo que volvió a correr. Esta vez si logró agarrar el pie de Percy, el cual estaba tirado en el suelo debido al salto, y lo arrojó al suelo a sus pies. Este se tomo un tiempo para volver a ver a Nadie y se sorprendió de ver que era más joven que la primera vez que se presentó.

- ¡Tú no eres nadie! - Dijo Polifemo mientras entrecerraba su ojo. - Hueles diferente y no eres como él. - Después de eso agarró a Percy por el pecho y lo subió hasta su ojo. Lo examinó detenida mente y lo olfateó como si fuese un perro de la unidad canina solo para apretar con más fuerza el pecho causando dolor al chico. - Eres una blasfemia. Un hijo de Poseidón y un descendiente de Atenea, te mataré ahora para que no sufras más.

Tras esas palabras lo volvió a azotar contra el suelo e intentó pisarle, pero falló ya que Percy rodó en el suelo para evadir el ataque. Polifemo lo volvió escuchar, más específicamente escuchó las hierba siendo aplastada por el joven, por lo que comenzó a lanzar golpes y golpes siguiendo la trayectoria de este.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora