La pelea del mar y la sabiduría

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Era una realidad, ellos habían perdido su único medio de transporte por lo que tenían que ir andando y atravesar todo el país. No era una caminata agradable, pero era por ahora su único medio para poder llegara a San Francisco. A Luke no le hacía mucha gracia que un niño de la edad del Benefactor X tuviese que caminar tanto, cabía la posibilidad de que no tuviese resistencia necesaria y pidiera descansos cada vez que tuviera oportunidad. El echo de que manejara la magia ayudaba a su punto ya que era muy joven para empezar a hacer ejercicio, de hecho, los chicos que tienen más o menos la edad de Annabeth en el campamento no reciben entrenamiento físico hasta los diez años y lo hacen a modo de ganar poco a poco resistencia, no suelen coger un arma hasta los doce.

Por otra parte Thalia había adoptado rápidamente el papel de hermana mayor para el Benefactor X, como hizo con Annabeth cuando la encontraron escondida en un cubo de basura. Ella se había preocupado de que estuviera bien, de si tenía hambre o sed. Afortunadamente el chico era muy maduro para su edad y había preparado comida de emergencia y agua de sobra que guardaba en una pequeña mochila debajo de su manto.

Para sorpresa de los dos, el niño era el que estaba delante de ellos, vale que Luke y Thalia habían tenido que pelear contra unos zombies raros de la Grecia antigua, pero les parecía muy raro que un chico de siete años fuese por delante de ellos durante la caminata. El hijo de Hermes se llegó a preguntar si el chico había llegado a tomar algo para potenciar su resistencia o algo por el estilo.

- Chico. - Dijo Luke un poco más atrás de él. - ¿Cómo es que puedes ir tan rápido? Normalmente serías tú quien iría por detrás llorando por un poco de descanso.

- No es que sea rápido. - Dijo Benefactor X llamando la atención de Luke. - Vosotros estáis cansados, por lo que vais un poco más lentos por el cansancio. Yo, por otra parte, estoy fresco, siempre y cuando no gaste mucha energía no debería cansarme, vosotros no os tenéis que preocupar por mí, si vosotros queréis tomar un descanso hacedlo, si queréis pasar la noche en algún lugar en especifico está bien, yo solo os acompaño para que podáis terminar esta misión de una forma exitosa.

Eso sorprendió a los dos semidioses, no solo por la madurez que mostraba, sino que el propio chico se preocupaba a su manera de ellos. Luke cambió su parecer de este chico, no es que parecía ser fuerte para llamar la atención, sino que se hacía ver fuerte para que ellos no se preocuparan por él y de cierta manera lo hacían. El Benefactor X era inteligente y fuerte, una combinación que cualquier guerrero debería tener, Luke era fuerte, pero le faltaba cerebro, Thalia mantenía una pequeña igualdad entre fuerza y habilidad pero su conocimiento del mundo mítico no era muy grande, y Annabeth era muy inteligente pero no tenía fuerza por el momento. El Benefactor X tenía a partes iguales fuerza e inteligencia, lo que le hacía alguien temible si eras su enemigo.

El pequeño grupo decidió caminar fuera de la vista de la carretera, lo último que querían era que la poli se metiera donde no le llamaban y los obligase a volver por tener a un niño pequeño con ellos. En estos momentos estaban estos tres caminando por una zona completamente llana, con poca vegetación y con los rayos del sol golpeando la cara de estos chavales, eso era mucho mejor que estar bajo la lluvia en un lugar que tenía pocos sitios en los que refugiarse.

Este campo era como un desierto, ningún lugar donde hubiera sombra para parar un rato, ningún saliente en el que poder sentarse a relajar un poco las piernas. Poco a poco, el animo de los tres fue decayendo hasta que directamente los tres gritaron al cielo por un poco de sombra. Después de todo, las palabras tienen poder.

Poco a poco, un maravilloso proceso meteorológico que suele pasar más en verano que en primavera ocurrió. Un cumulonimbo se había formado encima de ellos, proporcionando así un poco de sombra, lo malo, olía a humedad y sonaban truenos. Los tres se habían arrepentido por lo que habían hecho. Como era de esperar, la nube gigantesca que tenían encima comenzó a dejar caer todo el agua que había almacenado durante el día. El Benefactor X tuvo que controlar las gotas de agua que caían para que no se mojaran y Thalia tenía que mantenerse centrada para evitar que los rayos cayesen cerca de donde estaban ellos. A partir de ahora pensarían más de dos veces todo lo que pedían a entidades invisibles que ellos sabían que existían.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora