Clarisse aprende

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El tiempo pasó nuevamente. Ya habían pasado las vacaciones de navidad y el Campamento Mestizo había obtenido muchas peticiones de los dioses y seres míticos para que les ayudaran en algunos asuntos que tenían pendientes. Lo más normal era que Hefesto pidiese que algunos semidioses fueran a su forja para que la limpiasen mientras este hacía mantenimiento en el Olimpo o que Ares pidiese que recogieran cosas suyas o de su novia en alguna parte del país tras una noche juntos.

Pero había llegado una petición distinta a las habituales. Hades había reconocido que una pequeña cantidad de monstruos habían huido de sus dominios y que estaban a sus anchas en Estados Unidos y pedía que un pequeño grupo de semidioses que ya hubieran o supieran pelear fueron tras ellos. Obviamente Clarisse fue la primera en ofrecerse voluntaria para el trabajo, como hija de Ares tenía que dejar claro que ella era muy buena en las batallas.

Al final fueron un grupo de tres para hacer esta misión, este era liderado por Clarisse, Carl un hijo de Hermes y Becky una hija de Apolo. Estos fueron dirigidos a una zona cercana a Manhattan ya que en ese lugar estaba el campamento y atraía mucho a los monstruos. Quirón les dijo que solo era un pequeño grupo de cuatro perros infernales ya que los grupos más grandes lo harían las cazadoras ganando así un enfado por parte de la hija de Ares.

Tras resignarse a cumplir las ordenes que le habían impuesto esta fue directa a la zona ignorando por completo a sus dos compañeros. A los ojos de Clarisse, estos chicos solo la retrasarían, ella sola podía acabar con cuatro perros infernales aunque tardara unas horas, pero lo haría.

La misión en sí es muy simple, los perros infernales atacaban principalmente por la noche, por o que solo tendrían que caminar por las cercanías a Manhattan por la noche y en algún momento aparecerían por lo que saldrían después de comer teniendo tiempo así para prepararse y llevar todo lo que era necesario para esta misión.

La chica no tardó en tener todo listo. Su lanza eléctrica estaba apoyada al lado de su cama junto a un escudo que llevaría solo por si se da el caso de que tenga que usarlo, no llevaría nada más confiaba en si misma.

Para matar un poco el tiempo miró entre sus cosas como si estuviera buscando algo. Encontró lo normal que puedes encontrar en la cabaña cinco, colmillos de jabalís, piezas de recambio para sus armaduras y armas como navajas y armas de diferentes tipos como espadas y lanzas. Pero de entre todas las cosas vio algo que no encajaba con la cabaña.

Encima de la cama de Clarisse había un libro de color rojo sangre con letras doradas que decían "El arte de la guerra.". Ese libro se lo había recomendado Benefactor X, ahora llamado Percy, cuando le retó a un duelo el verano pasado.

Por curiosidad se lo pidió a un hijo de Hermes que podía conseguir cualquier cosa del mundo exterior, pero no lo había abierto, seguía como el primer día. Había sentido la necesidad de leerlo en alguna ocasión, pero se había regañado mentalmente, ¿Cómo era posible que una hija de Ares tenga que leer un libro para saber de guerra? Era ridículo.

Ella lo miró durante un rato, confiaba en si misma, pero. Miró a sus lados y cuando vio que no había nadie cerca agarró el libro y se lo metió en el bolsillo de atrás de su pantalón para luego taparlo con su camiseta. En este momento había muchas cosas en su cabeza y eso le molestaba, era una simple misión, por lo que decidió salir a dar una vuelta por el campamento para despejarse.

Por alguna extraña razón no quería estar cerca de sus hermanos, sentía que los había traicionado de algún modo por lo que no quería mirarlos a la cara, así que decidió ignorar el gimnasio y el coliseo para entrenar, decidió ir al lago y ver como este se había congelado. A ella siempre le gustó.

De alguna forma siempre se comparó con la superficie de un lago helado. La capa de hielo que alguna vez fue débil se hizo tan fuerte como para permitir que algunos Sátiros patinaran sobre ella. Ella también fue débil una vez, de pequeña fue el blanco de algunos abusones por no saber leer bien o porque los profesores la regañaban diciendo que era un tornado en miniatura, lo que hizo que esta se hiciera más fuerte como la capa de hielo que cubría el lago que tenía delante. Ella se hizo fuerte, defendió su casa cuando un grupo de monstruos la atacaron cuando estaba con su familia en Arizona y aguantó hasta que llegó un sátiro para ayudarla. Y cuando llegó al Campamento Mestizo se hizo mucho más fuerte llegando a retar al anterior líder de cabaña, ella logró derrotar al chico y conseguir su puesto.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora