El rey de los mestizos

El regreso de Nadie

El medio hermano de Percy había aparecido en la isla mientras las ovejas intentaban ganar la atención del chico, lo más seguro que sea por la apariencia y olor de Tyson. Percy sabía que él no había muerto, hubiera sido demasiado difícil para un cíclope morir en el mar por el dominio de su padre Poseidón.

En el mundo griego se tenía la creencia que todos los cíclopes eran hijos de Poseidón, por lo que no sería posible matarlos en el agua. La idea era tan estúpida en la cabeza del chico como si lo intentasen matar encerrándolo en un tanque de agua.

Ahora mismo estaba rodeado por esas ovejas por lo que no podían salir así como así para llamar la atención del chico cíclope. Un poco desesperado por saber la situación el la que se encuentra agarró una pequeña piedra del suelo y se la lanzó a la cabeza. La piedra logró impactar en su objetivo haciendo que este se frotase la cabeza y mirase a los alrededores hasta que se encontró con la pareja que habían estado juntos desde que se separaron.

- Vale ovejitas, id a pastar... o lo que hagáis las ovejas. - Tras decir eso las ovejas soltaron unos pocos validos y le hicieron caso, lo que sorprendió mucho al joven, y se fue con su hermano y Annabeth. - Hermano. - Dijo este en voz baja una vez se juntaron.

-Tyson. - Dijo Percy nada más verlo y comprobar la herida que tenía en la cara. - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Clarisse?

- La señorita guerrera logró agarrarme a mí y a la cadena cuando el monstruos estaba sorbiendo el agua, por lo que conseguimos subir al barco antes de que nos tragase. - Explicó el chico monocular. - Cuando fuimos tragados muchos de los zombies empezaron a decir que todo era una mierda que que seríamos mierda. Pero la señorita guerrera se puso al mando y conseguimos salir con un poco de ayuda de los cañones.

- ¿Cómo fue eso? - Quiso saber Annabeth.

- Según ella, le abrieron la tripa y salimos a flote. - Dijo este con una sonrisa. - Después de eso estuvimos en el barco durante todo el día hasta que llegamos aquí.

- Pero, ¿Dónde está Clarisse? - Volvió a preguntar Percy.

- El cíclope que vive aquí la atrapó, la golpeó la cabeza y se quedó dormida, después de eso se la llevó... Tengo que ayudarla, ella me ayudó a mí. - Dijo Tyson un poco más serio de lo normal.

Después de esta pequeña charla de como habían llegado allí y como es que no estaba con la hija de Ares, los dos adolescentes le contaron el plan que tenían. Él lo entendió enseguida y pensaron en como localizar al cíclope.

Las ovejas estaban sueltas por el campo, por lo que Polifemo debería estar por aquí en algún lugar. Eso preocupó a Percy, el sentido del olfato para los cíclopes era casi tan bueno como el de los sátiros, por lo que se tenían que mantener en la vegetación para intentar camuflar su olor. Otro problema eran las ovejas, las cuales eran carnívoras, ya que podían atacarlos y no querían llamar la atención antes de lo debido.

Teniendo eso en mente, Tyson decidió que él se encargaría de mantener ocupadas a las ovejas. Debido a que Tyson era un cíclope su olor era muy parecido al de Polifemo, además de que si se lo encuentra podría alegar que era un cíclope perdido que había llegado a la isla debido a la marea. Tras unas palabras de animo y suerte Tyson salió de donde estaban y comenzó su parte del plan.

Desde lejos se podía oír a Tyson llamar a las ovejas, por lo que podrían ir a la cueva para rescatar a sus dos compañeros. Caminaron por la zona de la vegetación hasta que ya no hubo más y se vieron obligados a salir hasta la entrada de la cueva.

Annabeth portaba consigo la gran gorra de invisibilidad de los yankies, por lo que solo Percy era visible para el ojo de cualquier ser que hubiera por el lugar. Los dos fueron corriendo para poder llegar cuanto antes a la cueva. Cuando entraron Annabeth dejó salir un jadeo de sorpresa al lado derecho de Percy. El suelo estaba adornado con las pieles de los sátiros que había atraído hasta su isla y las paredes estaban a juego con los cuernos y cráneos de sus victimas.