Negociando con Circe

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Estaban navegando por las aguas del mar de los monstruos. Percy estaba callado mientras que Annabeth no dejaba de ojear algunos libros que había conseguido de este lugar, algunos eran los mismos libros que había comprado Percy para luego quemarlos en las caldearas del barco.

Percy tenía la información de que cierta hechicera estaba por la zona intentando atraer a hombres y mujeres. A las mujeres las retenía en su isla para que pudieran aprender magia, mientras que a los hombres, bueno, no sabía exactamente que haría actualmente con ellos, puede que incluso los transforme en animales para luego comérselos.

Circe nunca había sido buena tratando con el sexo opuesto, por lo que no sabía si llegara a encontrarla podría hacer que le ayudase de buena gana. Siempre podría embaucarla, pero ella era muy lista, por lo que un engaño no sería posible. Percy tenía que pensar en algo que él pudiera usar para convencer a la mujer de que le ayudase.

Si se llegan a encontrarse lo más probable es que intente quedarse con Annabeth, pero no lo podía permitir, por lo que es posible que se le ocurriese una buna idea para convencerla en algún momento cuando la encuentren.

El motor que tenían en el bote era potente, pero no sería lo suficientemente rápido como para cruzar este mar en un buen tiempo, por lo que Percy también ayudaba impulsando el bote con el agua haciendo que este pareciera una fueraborda a toda potencia.

- Oye Percy. - Dijo Annabeth por encima del ruido de las olas. - ¿Te encuentras bien? Llevas mucho tiempo usando tus poderes, tal vez deberías parar y dejar que el motor trabaje por si solo un tiempo.

- Sería mejor que conservemos gasolina, no tenemos, por lo que si yo dejo impulsar el bote también debemos apagar el motor e ir remando un rato. - Dijo Percy mirando al horizonte. - Además, solo le estoy donde unos pequeños impulsos con el agua, el motor hace casi todo el trabajo.

- Pero aún así. - Dijo ella. - Deberías parar un poco, apaguemos el motor también, esta zona tiene una mare circular, por lo que puede que lleguemos a un islote o algo por el estilo para descansar.

Percy decidió acceder. Es cierto ha estado usando sus poderes durante un tiempo y debía parar, por lo que un descanso no lo mataría. Este se tumbó como pudo en el estrecho bote y su compañera apagó el motor.

Tras un poco de tiempo Percy cayó en el reinó de Morfeo. Él estaba listo para encontrarse con un sueño donde Erebus hablaba con su subordinado, o a Circe charlando con alguna de sus mujeres, pero no había nada de eso. Oscuridad, no había nada. Solo había podido disfrutar este tipo de sueños muy pocas veces.

Paz y tranquilidad, puede que el destino le esté dando un pequeño respiro. Unas pocas horas de descanso serían perfectas para él. No sabía cuanto tiempo pasó, pero se despertó después de recibir una sacudida de Annabeth.

- Percy, creo que veo tierra. - Dijo Annabeth muy seria para luego señalar un punto fuera de la vista del chico. - Allí.

Cuando Percy se incorporó pudo ver una isla con un gran edificio, ponía algo pero por la distancia le hacía imposible leerlo, junto con un muelle con un montón de barcos, siendo uno de ellos un barco pirata.

Percy miró a Annabeth con curiosidad, pero ella indicó que no había habido reporte alguno de una isla como esta en los libros que tenía con ella, ya que una isla de estas proporciones debería aparecer en los mapas. Ese dato no era muy bueno a los ojos de Percy. El mero hecho de que no aparezca en los mapas no le daba una buena espina.

El joven revisó la cantidad de combustible del motor del bote y era bastante bajo. Al parecer tenía el tanque medio lleno cuando lo consiguieron, por lo que no tenían más remedio que ir a esa isla a conseguir el combustible que necesitaban.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora