Negociación con las Hespérides

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Los tres semidioses habían subido al barco que había congelado Percy. Los que supieran un poco de las propiedades del agua salada sabrían que es prácticamente imposible congelar este agua, pero todo se soluciona con la siguiente palabra. Magia.

Había un buen tramo de agua entre la costa y la isla, por lo que tenían un buen rato hasta que llegaran a la isla por lo que las quejas del hijo de Hermes no tardaron mucho en llegar.

- Joder, ¿tenía que ser hielo? - Dijo Luke solo para recibir un golpe de parte de Thalia por la palabrota que había dicho delante del niño. - Se me está congelando el trasero.

- Luke, querido amigo, era esto o ser impulsados por una ola hasta que lleguemos a la isla, por lo que ¿Qué prefieres, tener el culo frío o el cuerpo empapado? - Preguntó El Benefactor ganando solo el silencio de la parte de Luke. - Lo suponía.

- Dejando el culo de Luke a un lado. - Dijo Thalia para llamar la atención de los dos compañeros que tenía. - ¿Cuanto tiempo crees que tardaremos en llegar a la isla?

- A este ritmo tardaremos unos minutos, podríamos ir más rápido si es lo que te preguntas pero no lo voy a hacer. - Dijo el Benefactor haciendo que los dos semidioses lo mirasen. - Me gustaría llegar con fuerzas a la isla, no sabemos lo que puede haber allí aparte del dragón, además, no sabemos lo que pueden hacer las Hespérides.

- Conozco una que no es muy agradable que digamos. - Dijo Thalia por lo bajo para que nadie escuche. - Son ninfas, supuestamente no creo que nos hagan mucho, como mucho nos echaran a Ladón cuando nos vean.

Eso no le pareció gustar a los dos chicos, en especial a Percy. Este había leído el mito de Heracle donde este timó a una de las ninfas para que le diese las manzanas. Eso era un truco muy sucio según él, por lo que si pudieran evitar cualquier contacto con las hijas de Atlas. Por otro lado, el dragón que protegía el manzano debía ser derrotado o distraido el tiempo suficiente como para que uno de los tres cogiese las manzanas.

Había que pensar en una estrategia en este tiempo en el que estaban viajando. Era un dragón que tenía cien cabezas, por lo que sus cabezas serían un factor que debían tener en cuenta, además, un dragón tenía su cuerpo blindado por escamas y la única parte vulnerable era la parte de la panza, cuyas escamas eran más blandas y podía penetrar mejor una espada o lanza pero el resto de su cuerpo era invulnerable.

Poco a poco, niebla fue apareciendo en el mar impidiendo la vista de los navegantes que había en el barco. Obviamente preocupó a todos los miembros que había, no solo por estar yendo a una isla enemiga con un enemigo formidable, sino por no poder ver hacia donde iban. Podían incluso hundirse si se golpean con algunas rocas que pueda haber en el camino.

Con una indicación del Benefactor X, los dos semidioses se aferraron a la nave por posible vaivenes mientras este intentaba controlar el barco. Intentó fue una palabra clave, ya que de repente había empezado a hacer más corriente en el mar, como si la fuerza de la naturaleza estuviese diciendo con todas sus fuerzas que ese lugar es peligroso y que debían irse cuanto antes.

Luchando contra la marea que había sucedió lo peor. El barco de hielo había encallado en unas rocas obligando a los tripulantes a saltar al agua, lo único bueno es que estaban en la playa de la isla de Atlas. El ambiente que había en el lugar no era el mejor que digamos. Había un aire de pesadez que cubría toda la zona en la que estaban, además de que se podían escuchar algunas maldiciones a lo lejos.

Sabiendo que estaban en territorio enemigo se reagruparon completamente armados por si se llegara a dar el caso de que fuesen atacados. La playa era de arena que con la poca luz que había se podía ver de un tono grisáceo y un poco más allá de la posición de los semidioses se podía ver la transición de playa a pradera junto con una valla. Puede que para marcar una diferencia para las ninfas que estaban condenadas a vivir aquí.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora