CAPÍTULO XI . ¿El último beso?

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—Me sorprende mucho tu pedido, Juan —dijo Nicandro acercándole un vaso con agua —especialmente porque según sé, desde el comienzo han tenido una gran química y una relación increíble.

—Pues sí, nuestra relación fue muy fluida desde el inicio. Prácticamente conectamos en todo muy fácilmente pero bueno, las cosas han ido cambiando.

—La verdad no quisiera incomodarte y mucho menos inmiscuirme en sus asuntos pero yo necesito saber qué es lo que sucede para tomar la mejor decisión posible. Esto que me planteas no solo lleva su tiempo sino que afecta varios puntos y necesito estar seguro.

—No me pidas que entre en detalles... dejémoslo en que estamos chocando mucho. Algo no está fluyendo.

—Algo —repitió —entiendo. ¿Hablaste con ella de esto?

—No, la verdad supuse que estaría de acuerdo.

—Yo necesito hablar con los dos.

—¿Quieres que me vaya y le avise?

—No. Quiero que te quedes. Ahora la mando a llamar.


**


Sentada en el sillón de su camerino movía su pierna derecha y frotaba sus manos en señal de ansiedad, consumida por los nervios de saber a Juan reunido con Nicandro después de todo lo que le dijo y especialmente de lo que le pidió. "Prométeme que vas a recordar ese beso siempre, con todo el cuerpo", su voz retumbó en su cabeza y de nuevo su piel se erizó al recordarlo hablándole cerca de su oído. "Fue un verdadero placer". Se preguntó una y mil veces qué habría querido decir con eso. ¿Sería capaz de abandonar el proyecto? Un nudo en el estómago la indispuso en el instante en que esa idea cruzó por su mente. No podía pensar en otra cosa más que en su posible partida. Los golpes en la puerta la sacaron de aquel tormento por unos segundos, hasta enterarse que era requerida por el productor en su oficina. Su semblante palideció por completo. Caminó hacia las oficinas con pasos dubitativos, dándole vueltas en su cabeza a todas las ideas que se le presentaban. Al llegar tomó aire en profundidad, intentó relajar su porte y llamó a la puerta.

—Adelante —respondió Nicandro desde la silla de su escritorio.

—Permiso —dijo apenas asomándose. Todavía no abría la puerta por completo por lo que no se percató de la presencia de Juan —me dijeron que me estabas buscando —dijo lo más serena que pudo.

—Sí, pasa por favor —contestó haciendo un ademán con la mano. En el preciso instante en que abrió completamente la puerta, se encontró con la excelsa presencia de Juan y sus piernas casi la traicionan. Se miraron fijos. Él pudo notar sus nervios puesto que su mirada la delataba completamente, pero ella no fue capaz de leerlo.

—Perdón, no sabía que estaban reunidos. Puedo volver más tarde —dijo en un intento por huir.

—No, quédate. Toma asiento —¿quieres algo de tomar?

—Agua, por favor —pidió segundos antes de sentarse en la silla junto a la de Juan. Intentaba no mirarlo pero al sentirse profundamente observada no podía controlar el efecto imán que tenía con él.

—Aquí tienes —dijo colocando el vaso en el escritorio, frente a ella.

—Gracias —bebió para intentar correr el nudo que atravesaba su garganta —y bien, ¿a qué se debe esta...reunión? —preguntó.

—Te mandé a llamar porque necesito hablar con los dos —comenzó Nicandro —estuve hablando con Juan y me hizo un pedido un tanto... sorpresivo —mientras hablaba, con ojo hábil observaba las reacciones de ambos e intentaba analizar el problema de fondo. Vio a Itatí fulminar a Juan con la mirada en el preciso instante en que pronunció la palabra "pedido" y comenzó a leer entre líneas.

CAMERINOS DE FUEGO *Un amor a escondidas*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora