CAPÍTULO LV. Cómplices

769 70 94
                                    


—¡Gala! —exclamó acercándose al grupo de jóvenes colegas.

—Juan —dijo amable —¿cómo estás?

—Bien, gracias. ¿Tienes un minuto? Necesito hablar contigo de...algo importante.

—Sí, claro —caminó con él mientras lo observaba. Estaba nervioso —¿pasa algo? Te noto preocupado.

—No. Bueno, sí —respondió jugando con sus manos —tú conoces algo de mi historia con Itatí —comentó.

—Sí. Jamás he dicho nada —se atajó.

—No es eso —sonrió —no te preocupes, no es por ahí. El tema es que...¿cómo te digo? No sé si sepas que después de todo lo que pasó, nos arreglamos.

—Lo sé. Bueno, mejor dicho, lo noto. Se percibe esa armonía que faltaba cuando estaban separados.

—¿Se nota mucho? —preguntó en secreto y rió.

—Un poquito —respondió también riendo.

—Bueno, el punto es que necesito que me ayudes con algo.

—¿Yo? —preguntó sorprendida.

—Sí. Tú. Eres la persona indicada.

—Juan, ve al grano. No te entiendo —volvió a reír.

—Ya, discúlpame. Estoy algo nervioso. No te voy contar toda la historia ni los motivos pero ella está a punto de dar un paso al costado y necesito demostrarle que ese no es el camino —comenzó a angustiarse y desesperarse —nos han pasado varias cosas, tú sabes que los dos hemos metido la pata muchas veces pero te consta que lo nuestro es amor. Estoy desesperado.

—Oye, nunca te había visto así —le acarició el brazo —dime en qué te puedo ayudar.

—Mira —tomó un pequeño papel de su bolsillo y se lo entregó —anoche, en la desesperación por intentar exorcizarme de alguna manera, se me vino esa frase a la mente y la anoté.

—Ajá —pronunció leyendo —oye, está bonito esto. Pero sigo sin entender.

—Gracias —se llevó una mano a la altura del corazón —yo sé que tú escribes —soltó.

—¡No! —exclamó sonriente y llamó la atención de varios de sus compañeros, incluyendo a Itatí.

—Shhh, es algo íntimo.

—Lo siento —se llevó la mano a la boca —¿quieres que yo escriba una canción para ustedes? —lo miró abriendo los ojos como platos.

—Sí —aseguró —y lo más pronto que se pueda.

—Juan, es que sí, me gusta mucho escribir pero componer una canción no es en dos días...

—Tiene que ser en uno —pidió con ojos tiernos.

—¿Qué?

—Mira, te lo estoy pidiendo porque de todas las personas que estamos acá, eres la que más conoce la historia. Eres la única que lo tiene confirmado y escribes bien bonito. Yo sé que tu puedes. Por favor, es un caso especial.

—Ahora entiendo a Itatí —comentó.

—¿En qué?

—Nada, no me hagas caso —dijo antes de cometer una indiscreción —¿qué tienes en mente? Cuéntame algo para poder entrar en clima, al menos.

—Me gustaría dársela mañana, en Acapulco. Y de ser posible...

—De ser posible...

—Pues improvisar algún tipo de serenata pero sin que se entere medio mundo. Algo para ella. Necesito ayudarla a aclararse y que sepa que podemos caminar juntos si nos atrevemos, que esto está destinado a ser cada día más grande, que puede ser una gran historia si la escribimos juntos. ¿Me entiendes?

CAMERINOS DE FUEGO *Un amor a escondidas*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora