CHICAS

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Tienes vestidos de zorra —dijo amaia mientras rebuscaba en el armario de Carrie.
—¿Y? —respondió su amiga—. Solo los uso en los clubs. No voy a usarlos en el campus.
—No puedo usarlos —dijo amaia—. Me voy a ver ridícula en uno de estos.
—¡Sí, claro! Te verás muy sexi. Y te voy a poner extensiones en el cabello
también. Vas a parecer una muñeca Barbie cuando haya terminado.
Amaia rio. Bueno, una muñeca Barbie de seguro supera a una muñeca
americana.
—¿Hemos estado bebiendo antes de llegar aquí? —preguntó amaia. Tomó
un vestido sin tirantes negro y lo sostuvo sobre sí.
—Un poco. Pero tengo documentos falsos para nosotras —respondió Carrie.
—¡De ninguna manera! Carrie caminó hacia su escritorio y abrió una gaveta. Sostuvo en alto dos identificaciones.
—Sí, señorita —dijo—. Y las conseguí gratis.
—Y yo pensaba que aitana era problemática —murmuró Amaia.
Aitana. No había hablado con ella en una semana, no después del episodio del consejo estudiantil. Le echó un vistazo al teléfono celular de Alfred cuando él estaba en la ducha la otra noche y descubrió unos mensajes de texto de aitana. No eran largos. Ella solo le dijo dónde estaba amaia en dos ocasiones y él contestó con un
«gracias» ambas veces.
—aitana —repitió Carrie—. ¿La chica que Michael y yo conocimos en el
almuerzo hace un tiempo? Amaia asintió.
—No creo que le guste mucho —dijo Carrie. Conectó el rizador de cabello y
agarró la bolsa de maquillaje.
—Ella piensa que eres una mala influencia —respondió amaia, dejándose caer en la cama de Carrie. Nop. Levántate. Tú te sientas aquí donde el rizador te alcanzará. —Carrie se puso de pie y le ofreció su silla de escritorio a amaia—. Y soy una mala influencia. Amaia sonrió.
—Es tan ridículo. Aitana fue la que me buscó para que fuéramos «amigas» el
año pasado. —Puso el «amigas» en comillas al aire—. Solo para que pudiera usarme como una cubierta para poder andar a escondidas con su novio.
—Ooohh, esto lo tengo que escuchar —djo Carrie, abriendo la bolsa de
maquillaje y tomando la brocha. La pasó por la base mineral y la aplicó en el rostro de amaia como si estuviera puliendo arañazos en un auto.
—Fui su amiga porque quería una razón para salir a hurtadillas de mi casa también. Le conté todo sobre mi temporada en el reformatorio y el posterior confinamiento en casa —respondió amaia.
—Oh, síp. Lo recuerdo.
—Bien, nos usamos mutuamente como coartadas. Admito que dejé de sentir culpa por eso después de las primeras veces, así que no estoy sugiriendo que soy una mejor persona que ella o algo por el estilo. No la estoy juzgando. Ella puede hacer lo que se le dé la gana, no me importa. Carrie suprimió las ganas de sonreír. Amaia estaba obviamente enojada, así que estaba pasando un mal rato tomándola en serio. Más que nada, porque Amaia era usualmente dulce, así que esta otra chica parecía casi exagerada, una caricatura.
—De cualquier manera, ella tiene agallas para decir que eres una mala
influencia. Y ni siquiera sé de dónde saca eso. ¿Qué si ahora voy a fiestas contigo? ¿Cuál es el problema? Carrie aplicó rubor en las mejillas de amaia.
—Solo está celosa. No quiere que salgas con ninguna otra chica.
—¿Por qué? Eso es estúpido. Puedo tener más de una amiga.
—No, con algunas chicas no puedes. Ellas se ponen súper celosas. Suena como si aitana fuera una de ellas.
Amaia frunció el ceño.
—Oye, no hagas eso —dijo Carrie, aplicando las sombras en los párpados de su amiga—. Estoy haciendo todo está cosa del ahumado morado y gris brillante. Se verá fantástico.
—Si tú lo dices —dijo amaia. Prefería maquillarse ella misma, pero Carrie
insistió. Se dio por vencida, sabiendo que tendría que lavarse el rostro y rehacer todo su look si se veía como un payaso o una zorra después de que Carrie terminara con ella.Tú eres la única amiga de aitana —siguió Carrie, cuidadosamente trazando una línea negra sobre el borde del párpado superior de amaia—. Es natural que
te quiera solo para ella.
—¿Así que cuando me habla pestes de ti, se supone que eso hace que solo
quiera salir con ella? —preguntó amaia.
—Espera un momento. ¿Qué pestes está diciendo? —preguntó Carrie, el lápiz delineador suspendido en su mano debajo del ojo de amaia.
—Bueno, ella te llamó palurda y dijo que no eras confiable.
—Jodida. Pendeja —dijo Carrie.
—En primer lugar, ni siquiera sé que es palurda. Segundo, ¿qué sabe ella
acerca de mí siendo confiable o no?
Amaia se encogió de hombros.
—Lo que sea —dijo Carrie con desdén.
Ella regresó a trabajar en los ojos de Amaia.
—Puedes salir con quien tú quieras. Y yo no soy una horrible persona.
—No creo que seas una horrible persona —respondió Amaia. Eso era
verdad. Pensaba que Carrie era como cualquier otra chica normal de la
universidad. Ella iba a clases como se suponía que debía, estudiaba cuando
necesitaba hacerlo y salía a fiestas cuando se le presentaba la oportunidad.
—Un montón de chicos calientes van al club al que vamos a ir —dijo Carrie.
Y el tema de conversación cambió justo así, algo que a amaia realmente le gustaba de Carrie. Parecia que no dejaba que muchas cosas le molestaran. Ella salió con un «Jodida. Pendeja» en su momento, y luego estuvo lista para seguir con la
discusión de otra cosa que no tuviera que ver con aitana. Amaia estaba más que encantada con eso. Estaba lista para la fiesta de esta noche. Carrie terminó de aplicar la máscara para pestañas y luego dio un paso hacia atrás para examinar su trabajo.
—amaia, podrías ser una modelo —dijo después de un momento.
—¿En serio?
—Míralo tú misma.
Amaia se dio la vuelta hacia el pequeño espejo que colgaba sobre el escritorio de Carrie. Etudió sus ojos, la manera en que brillaban y resaltaban. Carrie hizo un grandioso trabajo en ella, y se sentía hermosa, tal vez por primera vez en su vida.
Ya no se sentía como la chica de al lado. Se sentía como si se hubiera graduado de la categoría de «gente hermosa».
—Y ahora el cabello —dijo Carrie, moviendo las cejas—. Te lo advierto ahora. Soy de Texas.
—¿Eres de Texas?No dejes que la falta de acento te engañe. No nací aquí, pero nos mudamos de Texas cuando estaba en la secundaria, y déjame decirte: Me enamoré de todo lo
grande. Grandes ojos. Gran cabello. Grande todo.
—Ay no.
Carrie rió.
—¡Relájate! No voy a hacerte un look ridículo. Voy a hacerte lucir como una
reina de belleza tejana.
—Reina de belleza, ¿eh? —amaia se vislumbró en el espejo una vez más
antes de agregar—: ¡Venga! Una hora, una mega caliente rizadora de cabello, y docenas de extensiones después, amaia estaba paraba enfrente del espejo completo de Carrie para
mirarse. Se decidió por ir con el mini vestido sin tirantes junto con las zapatillas rosas que compró en su viaje de compras del año pasado con aitana. Su cabello. ¡Dios santo, su cabello! Rizos que caían sobre su espalda como una cascada. Las extensiones añadían tanto volumen y grosor que tenía miedo de caerse
bajo su peso.
—Tengo el cabello largo —dijo.
Carrie se rio.
—Chica, tienes cabello para días. Y es fabuloso.
—¿De verdad puedo salir así? —preguntó amaia
—Oh mi Dios, ¿después de todo el trabajo que hice? Mm. Síp.
Carrie se paró junto a ella con las manos en las caderas luciendo un mini vestido de lentejuelas azules. Decidió ir con el cabello lacio esta noche. Su cabello era tan largo que casi le llegaba hasta la cintura.
—Solo un par de chicas calientes listas para rockear —dijo Carrie. Sacó una
botella de ron de debajo de su cama y llenó con un cuarto dos vasos de plástico.
Agregó un poco de refresco de cola a cada uno y le tendió uno a amaia.
—Puedo notar que eres una bola de nervios —dijo Carrie. Amaia tomó la bebida.
—No me gusta llamar la atención, y creo que este cabello lo hará. Carrie se echó a reír.
—Relájate. La atención puede ser buena algunas veces. Y creo que tú la
necesitas justo ahora. Bueno, eso o diversión. Tal vez son lo mismo.
Amaia asintió pensativamente y luego tomó un sorbo de su bebida.
—Estoy contenta de que solo seamos nosotras dos —dijo Carrie después de un momento—. Michael me pone de nervios algunas veces. Amaia caminó de regreso hacia el espejo para mirar su vestido. Ella también estaba contenta de que Michael no se les uniera. Después de ese extraño incidente con el trazo en la mano, lo evitaba lo más posible.
—Es molesto —continuó Carrie.
—Pensé que él era realmente un buen amigo —dijo amaia, tocando la tela
fruncida sobre su cintura.
—Síp. Lo es, pero entonces, eso es por lo que es molesto —explicó Carrie,
mirándola. Amaia se rió entre dientes.
—Te acercas demasiado a una persona, y está destinado a que pase.
—Uhh, dímelo a mí. Es por eso que siempre estoy buscando nuevos amigos con quienes salir. Amaia se dio la vuelta y ladeó la cabeza.
—¿Así que eventualmente me volveré molesta y me botarás como amiga?
—Naturalmente —replicó Carrie, y las chicas sonrieron—. Vamos a hacer una regla para solo vernos, como, una vez por semana o algo. Entonces, tal vez seguiremos siendo amigas.
—Hecho —dijo amaia y terminó su ron con coca.
—¿Otro?
—De ninguna manera. Ese fue suficiente para mí —dijo amaia. Ya sentía las brasas ardiendo en su pecho, calentando su cuerpo y haciendo su rostro sonrojar.
—Eso fue casi nada —argumentó Carrie.
—No me presiones.
Carrie sonrió.
—Eres tan buena chica.
—¡No! No lo soy —dijo amaia.
Ella no era buena en absoluto, era una perra. Odiaba a su mejor amiga en ese
momento. Odiaba a su novio y se comunicaba con él lo menos posible. Se odiaba a sí misma, a su corazón negro y la mente que evocaba imágenes negras de hacer daño a los que se suponía que debía amar. Quería enterrar a alfred bajo sus
mentiras. Quería enterrar a aitana bajo su propia ira y celos. No está haciéndose más vieja y sabia. Estaba dando marcha atrás a causa del dolor que no podía rectificar.
—¿Qué estás pensando? —preguntó Carrie. Había estado observando a su
amiga todo el tiempo.
—Estoy pensando que estoy lista para bailar —respondió amaia.
—Entonces vamos por ello.El club estaba lleno de personas magnificas, mujeres compitiendo para ser las
más provocativas en la pista de baile. Hombres compitiendo para acercarse más a ellas. Carrie y amaia bailaron toda la noche, atrayendo compañeros de baile que no eran tímidos en colocar sus manos en lugares donde no debían. Amaia nunca protestó. Se dio cuenta de que le gustaba la atención y quería que la siguieran a la
barra para otra bebida gratis. Las chicas realmente encontraron un espacio al final con dos taburetes vacíos. Ellas los reclamaron por el resto de la noche, charlando y
riendo acerca de las citas fallidas de Carrie y su carencia para atraer a los chicos correctos. La conversación eventualmente se dirigió hacia alfred, y amaia derramó sus sentimientos por su matrimonio. Carrie escuchó con atención, ordenando más bebidas, consolando a amaia quien parecía que estaba a punto de las lágrimas.
—Tu novio no debió haber guardado ese secreto —dijo suavemente Carrie. Se inclinó y abrazó a Amaia. Luego la besó suavemente en la mejilla. Entonces sus labios se dirigieron a la boca de amaia, besándola suavemente ahí también.
Amaia se echó hacia atrás y vio que en los labios de Carrie se formaba una
sonrisa. Y luego Carrie tomó una rodaja de lima de la barra. El camarero no la detuvo, estaba curioso de ver qué es lo que planeaba hacer. No creía que solo quisiera agregar unas gotas en su cóctel. Amaia observó fascinada mientras Carrie sacaba la lengua ligeramente y
apretaba el limón. Ella tragó y se lamió los labios, luego repitió el proceso desde el principio. Un poco de jugo se escurrió sobre su barbilla la segunda vez, y Amaia se extendió automáticamente, trazando su pulgar sobre el camino pegajoso,
limpiándolo. Parecía natural lamer el jugo de su pulgar, así que lo hizo, y observaba a Carrie mientras lo hacía. Carrie sonrió y se inclinó a centímetros del rostro de Amaia.
—Esto no te va a doler ni un poco —susurró, y Amaia asintió. Presionó sus labios de zorra en los de amaia. Un beso gentil. La estaba probando, observando qué tan lejos podía llegar con una chica tan inocente. Probó
la boca abierta de amaia, y amaia probó el jugo de limón de su lengua, el más delicioso y travieso beso que jamás había tenido. Mezclaron sus lenguas, gimiendo suavemente en la boca de la otra mientras los curiosos se acercaban más. Amaia no se dio cuenta, estaba muy ocupada tratando de saborear cada poco de fruta en
los labios de su amiga. No podía conseguir suficiente. Carrie retrocedió y le entregó la rodaja de lima a Amaia.
—Inténtalo. Amaia sacó la lengua y apretó lo último del jugo. Eso hizo que sus ojos lloraran, y tragó rápidamente, cerrando, apretando los ojos y frunciendo sus labios. Carrie se echó a reír, entonces atrapó el rostro de amaia con sus manos. Esta amaia hizo el primer movimiento. Abrió los ojos y se inclinó. Besó a su amiga
apasionadamente, arrastrando su labio inferior dentro de su boca y chupando gentilmente. Metió la lengua en la boca de Carrie y compartió el jugo de la lima. Pasó la lengua sobre los perfectamente derechos dientes de Carrie, entonces exploró por dentro sus labios, esa suave y húmeda carne. Las chicas hicieron bastante espectáculo, besándose y sosteniéndose las manos
mientras los hombres se arremolinaban al extremo del bar para observar. Ellos aplaudían y vitoreaban, alentando a las chicas para que continuaran la sesión de
liarse y tal vez llegar un poco más lejos. Un muchacho joven sugirió que se tocaran los pechos, y Amaia se rió.
—Piérdete —dijo ella—. Esto no es acerca de ti. Carrie asintió en acuerdo.
Continuaron bebiendo hasta tempranas horas de la mañana, chismeando, compartiendo historias y mezclando sus conversaciones con besos afrutados. No se sentía como si estuviera engañando del todo, amaia se dio cuenta, tal vez porque
estaba besando a otra chica. Eso lo hacía diferente. Tal vez no estaba bien, pero era diferente. No quería pensar lo suficiente sobre si esto estaba bien. Quería sumergirse en este universo alternativo, donde todo era más suave, más lirico. Ternura femenina, y quería seguir tocando y probando. Salieron tropezando del club cerca de las cuatro de la mañana. Lo último que Amaia recordaba era tomar el elevador de regreso al cuarto de Carrie. Todo lo demás estaba oscuro.

PARADISE SUMMERLAND (historia adaptada almaia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora