¿Que pasa cuando construyes un lazo entre personas de diferentes bandos?
Eso es lo que la hermana menor de Izuku Midoriya tendrá que averiguar.
Me disculpo de antemano por los errores ortográficos y/o de continuidad, escribí esta historia cuando te...
"Este capitulo contiene algunas escenas subidas de tono, si no te agradan las escenas de este tipo no leas este capitulo."
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"Azotea, egoísmo, celos, besos y baile."
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La peliverde dejo caer sus brazos a los lados de su cuerpo para luego suspirar al ver que al profesor Cementos, si bien era una buena persona y un gran héroe la chica realmente odiaba las matemáticas. Por su parte cierto chico de cabello rojo observaba a la chica de cabellos verdes y rizados con una sonrisa y ojos soñadores, al ser malo en maticas y no entender casi nada la mayoría del tiempo sus pensamientos estaban en otro lugar, usualmente recaían en la hermana Izuku; Eijiro pensaba en posibles futuros con ella, posibles futuros en los que se casaba con el amor de su vida, posibles futuros en los que ella se enamoraba de ella.
―Joven Kirishima, ¿Cuál cree usted que es la respuesta a esta ecuación? ― Pregunto Cementos, observando al distraído pelirrojo.
El chico se sobresaltó, respondiendo de inmediato lo único que llego a su mente: ― ¡_____! ― dijo el, luego de analizar lo que dijo y escuchar las risas de sus compañeros el chico agito su cabeza de un lado al otro.
La anteriormente mencionada, enternecida, observo a su mejor amigo con una sonrisa y un ligero sonrojo, haciendo que el corazón de Eijiro latiera rápidamente, avergonzado, el de ojos escarlatas desvió la mirada, manteniendo un sonrojo en sus mejillas, la chica soltó una leve risa para luego devolver su mirada hasta el tablero: ― Treinta y seis. ― dijo la de cabellos verdes, cubriendo a su mejor amigo.
―Perfecto, gracias, señorita Midoriya. ― la peliverde sonrió. ― Joven Kirishima, por favor, tenga la amabilidad de prestarle atención a la pizarra tal y como le da su atención a la señorita Midoriya.
El chico, aun mas sonrojado, suspiró y dejo caer su cabeza suavemente hacia la superficie de su escritorio, escuchando las risas de varias personas de fondo. Lo que él no sabía era que varias personas más lo observaban con enojo, la mayoría de estos pretendientes de la peliverde, los otros dos eran sus pecosos hermanos.
(...)
―¡Espera! ― se escuchó a alguien a lo lejos, gracias a la inercia la peliverde, junto con las chicas que se encontraban rodeándola, giraron la cabeza en busca de la persona que había exclamado aquella palabra.
