¿Que pasa cuando construyes un lazo entre personas de diferentes bandos?
Eso es lo que la hermana menor de Izuku Midoriya tendrá que averiguar.
Me disculpo de antemano por los errores ortográficos y/o de continuidad, escribí esta historia cuando te...
Si no te gustan las relaciones poliamorosas o el lemon puedes saltarte este capítulo ^^.
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El estruendoso sonido de un silbato se escuchó por toda la sala común de la residencia de la clase A, haciendo que las personas que dormían plácidamente despertaran asustadas o desorientadas, observando a las causantes de aquello. Las madres de los estudiantes. — ¡Esta bien! Hoy no hay tiempo para holgazanear, las chicas vayan a bañarse y alistarse, saldrán con Inko, la señora Yao y la señora Jirou, Irán a un spa, arreglaran sus cabellos y se maquillarán. — ordenó Mitsuki, haciendo que las femeninas hicieran un saludo militar y se dirigieran a hacer justo lo que ella les había ordenado.
La peliverde observó a la rubia, algo confundida, ella estiró su cuerpo y antes de salir de la sala común en dirección a su habitación ella tomó su teléfono entre sus manos, con planes de escribirle a cierto héroe alado, dirigiéndose al baño para hacer lo que Mitsuki había indicado.
— ¡Los chicos de medirán los trajes! Quienes necesiten arreglos vendrán con Rei y conmigo, quienes estén bien buscaran Ramos de flores para sus citas o novias, Kaminari y Todoroki comprarán un ramo de más para que Jirou y Yaoyoruzu no deban preocuparse por darle un ramo a su novia. — Buscaré las togas y los birretes.— dijo Ángel, quien tomó a Nemuri de la mano para comenzar a caminar con ella hacia su auto.
— Yo confirmaré los invitados de cada uno, debo hacerlo ahora porque seguramente Midoriya invitó a mil personas.— dijo Hizashi corriendo en pijama hacia los dormitorios de profesores.
— Iré a dormir. — dijo Aizawa con flojera.
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La peliverde giró sobre su propio eje, observando el lindo vestido negro y largo que llevaba, luciendo un peinado recogido que seguramente se soltaría luego, sin embargo, no podía evitar sentirse algo extraña con respecto a todo lo que sucedía, manteniendo un sabor agridulce en su boca, observándose a sí misma con cierta desconfianza, como si se dijera que no lo arruinara.
— ¿En serio nos tenemos que poner la toga? Nos vemos hermosas.— se quejó Mina, haciendo que las madres que las acompañaban rieran.
— ¡Somos unas diosas! — dijo Toru efusiva, haciendo a la peliverde sonreír.
