— Probablemente regrese antes de las siete de la tarde, espero que todo esté en orden durante mi ausencia.
Las personas del servicio y nosotros tres nos encontrábamos frente a la puerta principal escuchando al dueño. Mark se dirigía a todos antes de marchar hacia la reunión que tenía aquel día, todos asentimos antes de que saliera de la mansión acompañado de sus guardaespaldas hacia su auto, y el cual salió del lugar en cuestión de minutos.
Los encargados de inspeccionar lo que sucediese en el sitio eran la señora Margareth, el señor Ernesto y el señor Oscar, los adultos de más años trabajando para aquel hombre; el día inició de manera tranquila sin demasiado movimiento, regresé a la habitación continuando con mi lectura sobre las familias reales de la sociedad. No habría más clases, y lo único que debía hacer era mi entrenamiento en punto de las cuatro, mientras tanto pasaría ese tiempo en la recamara.
— ¿Puedo entrar, Nikki? –escuché a Coral desde afuera.
— Pasa. –le dije, dejé el libro sobre la mesa cuando ella entró- ¿En qué te puedo ayudar?
— Quería ver si podrías ayudarme a escoger un vestido para el baile... -dijo, entusiasta.
— Es por el chico en tu clase de pintura, ¿cierto? –me adelanté a preguntar, el rubor en sus mejillas confirmó mis sospechas.
— Si... -admitió.
— Eres una chica linda, Coral, estoy segura que le agradará verte con cual sea tu decisión; debes ser segura de ti misma.
— ¿De verdad lo crees?
— Por supuesto. Es evidente que le gustas, probablemente tanto como te gusta a ti. –le tomé las manos-. Harán una bonita pareja.
— Gracias Nikki. –sonrió-. Tus palabras me sirven de mucho.
— Para eso están las amigas...
Me dio un abrazo antes de que saliéramos de mi habitación para ir a su cuarto en donde me mostró las elecciones que tenía en mente; sus opciones eran muy acertadas para su forma de ser... al final optó por un bonito vestido color salmón que cubría gran parte de sus piernas, así era el estilo de la rubia.
Me despedí de ella luego de media hora, regresando a mi habitación. Me detuve al pasar frente a la única recamara bajo llave: la de la señora Amelia. Una especie de curiosidad me invadió pues he "estado" en ella en mis sueños... no había vuelto a mencionar aquel tema con nadie, no deseaba manchar su memoria.
Segundos después continué mi camino.Al entrar observé a Jason con la mirada en la ventana, me daba la espalda; cerré la puerta de manera silenciosa, quedando reclinada sobre ésta, sin saber con exactitud el motivo de su "visita".
— No esperaba que estuvieras aquí. –hablé.
— Quería ver si ya estás preparada. –dijo-. Saldremos antes de lo planeado al entrenamiento.
— En cuánto tiempo.
— Treinta minutos.
— De acuerdo, me iré a preparar. –observé la hora-. ¿En dónde está Damián?
— Muestras demasiado interés por un loco. –añadió-. Ni siquiera debería sorprenderme.
— Probablemente nos entendemos.... –dije despacio-. No del todo, pero lo hacemos en ocasiones.
— Menudos locos. –mofó-. Aquí todos tienen su propia manera de definir 'locura'.
— Todos somos unos locos. –respondí-. Y solo necesitamos a alguien igual de loco para comprendernos.
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Broken © (2da parte de Stalker Love)
VampireAsegúrense de leer la primera parte de esta historia, «Stalker Love». No. Eso debía ser una equivocación... - Mark.... -aquel pensamiento se inició a hacer presente. - Madeleine y Sebastian Montenegro. -y entonces todo cobró sentido: las imágenes, l...