Comí lo más rápido que me fue posible, pues sabía que era de mala educación dejar a las personas esperando. Al terminar, me puse de pie y salí de mi habitación caminando por el pasillo, saludando a unos cuantos que encontré; Coral y Carol miraban (de manera discreta) hacia la planta baja, cuchicheando entre sí, al ver al considerado 'chico más atractivo de la sociedad'.
Luego de bajar las escaleras, me dirigí hacia la sala en donde le miré de espalda mirando por la ventana, y al parecer me sintió llegar.— Hola Nicole. –me sonrió-. Espero hayan tenido un buen viaje.
— Hola. –le devolví el saludo-. Estuvo bien; gracias.
— Lamento presentarme sin aviso alguno. –se disculpó-. Pero me gustaría que me acompañaras al café donde estuvimos hace tiempo.
— Suena agradable.... –dije-. Pero primero deberé preguntar a Mark si me concede permiso...
— Puedes ir, Nicole. –escuché en la entrada de la sala, Mark se acercó de manera lenta hacia nosotros-. Espero que hayas comido lo que ordené para ti.
— No te preocupes, viejo, lo hice. Me hizo recuperar fuerzas.
— Sé que la dejo en buenas manos, joven Luján. –habló aquel hombre.
— No se preocupe, señor; cuidaré bien de ella. La traeré antes de las nueve de la noche.
Cinco minutos después salimos de la mansión, me escoltó hacia la camioneta que le aguardaba y, como buen caballero, abrió la puerta para ayudarme a subir... aun no me acostumbraba tampoco a eso. Sus escoltas arrancaron el vehículo tomando camino hacia la ciudad; eran cerca de las seis treinta, iniciaba a oscurecer levemente debido a la nueva estación del año, el frío aun no desaparecía en su totalidad, pero no era ya helado.
Durante el trayecto, el ojiazul me hablaba sobre los asuntos que se encargaba de su familia y la manera en la que deseaba ser un buen empresario en un futuro; le escuchaba atenta, pues me resultaba increíble cómo alguien de su edad se hacía cargo de asuntos importantes con la mentalidad de un adulto. Le admiraba.
Llegamos al café al cual entramos y tomamos asiento en una de las mesas al tiempo que tomaron nuestra orden, oculté mis dudas sobre lo sucedido en el viaje de regreso para no arruinar aquella velada.
— Imagino que te agradó regresar a Italia. –habló, con las manos apoyadas sobre la mesa.
— Puede decirse que si.... –contesté-. Supongo que estar fuera de la ciudad era lo que necesitaba. Y ver a unos conocidos.
— Tus amigos del internado. –supuso, asentí-. Es bueno que les hayas visto nuevamente.
— Son personas con las que conviví durante años, era justo que los haya visto. Aun cuando traté de recordar mi italiano en la puerta.
Juraba haber escuchado una pequeña risa.
— Has pasado gran parte de tu vida en aquel país y el idioma es lo que te preocupa... tendrías que dominarlo a estas alturas.
— Pues nunca lo hice en verdad. –me encogí de hombros-. Es raro, lo sé.
— Algún motivo habrá. –dijo.
Minutos después el mesero nos trajo nuestras bebidas, dejándolas sobre la mesa para después retirarse. Tomé el vaso con chocolate caliente y le di un pequeño sorbo.
— Pensé que estarías en Alemania con esos negocios que me contaste. –recordé que días atrás, había dicho que viajaría hacia ese país.
— Los negocios se cerraron más pronto de lo que esperé, y llegué hace apenas dos días. –explicó-. Lo que deseaba era ver a esta señorita frente a mí.
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Broken © (2da parte de Stalker Love)
VampireAsegúrense de leer la primera parte de esta historia, «Stalker Love». No. Eso debía ser una equivocación... - Mark.... -aquel pensamiento se inició a hacer presente. - Madeleine y Sebastian Montenegro. -y entonces todo cobró sentido: las imágenes, l...