- Entonces, ¿Ya conociste al chico en la oficina del señor Mark? -me preguntó Coral poco tiempo después de la cena, mientras cambiaba algunas sábanas de la cama.
Asentí.
- No sabía que incluso los más jóvenes podían hacerse cargo de los negocios de familia.
- Digamos que es el heredero de su familia -explicó la chica- Sus padres están fuera de la ciudad, así que él se encarga de los asuntos.
- Y además de eso, es uno de los más atractivos de la realeza -se escuchó en el marco de la puerta la voz de Carol al detenerse- En pocas palabras, el chico perfecto.
- No creo que sea nada del otro mundo -dije, apoyada sobre el tocador.
Estaba casi segura que ambas chicas me miraban con asombro ante mis palabras. Y no me equivoqué.
- ¿No te impresionó? ¡Por dios, mujer! -exclamó Carol.
- A simple vista, es como el resto de nosotros.. Me impresionó que a su edad maneje las obligaciones y responsabilidades de una manera adecuada.
- Su edad no es impedimento para que sea el tipo ideal con el que cualquier chica desearía salir -habló Coral.
Tal parecía que ambas estaban babeando por él, y no las culpó: de acuerdo, el tío era de buen ver, apariencia atractiva y modales correctos...
- Vamos niñas, es hora de descansar -escuchamos luego de un discurso que Carolina daba.
- ¿Cinco minutos más? -dijo Coral, reí por lo bajo al ver su actitud infantil antes de volverse a mi- Descansa, Nikki.
- Mañana podríamos ir al centro comercial. Ya sabes, tarde de chicas -guiñó el ojo.
- Sí Mark no desea que haga algo, acepto.
Me despedí de ellas y quedé a solas con la señora Margareth quien me sonrió de esa manera dulce.
- Parece que conociste al joven Luján -dijo- Disculpa las actitudes de esas muchachas.
- Parece que es alguien de ensueño para las chicas.
- Su físico es lo que vuelve locas a las jovencitas, pero es un muchacho decente y bien educado -entró a la recámara y le ofrecí sentarse, me uní a ella pocos segundos después- Veo que terminaste el libro.
Desvié la mirada hacia la mesa de noche en donde estaba aquel libro que tenía un significado importante.
- Antes de bajar a la cena. No sabía que las novelas eran las preferidas de la esposa de Mark.
- Durante los atardeceres solía sentarse en la banca del jardín trasero para leer -me dijo- Le servía el té mientras disfrutaba su lectura.
- Usted también disfrutaba su compañía -dije.
- Fue una maravillosa mujer, me siento agradecida por haberla conocido.
- No dudo eso -reconocí.
Estuvimos charlando por veinte minutos antes de despedirnos, agradeciendo sus atenciones desde el primer momento que Mark se hizo cargo de mi. Entré al baño tomando mi ropa de dormir y me di una ducha, tratando de relajarme un poco luego de ese día que, sí bien no fue difícil, los deberes me habían agotado un poco.
Al salir me encontré con la silueta de Damián mirando por la ventana un tanto perdido en sus pensamientos; caminé de manera silenciosa hacia la cama tratando de no interrumpir lo que estuviera pensando.
- Sabes que puedo percibir tu aroma aún cuando desees pasar desapercibida. -dijo sin mirarme, me detuve por un momento.
- Estás en tu 'hora de reflexión' -hablé- Es mejor dejarte a solas.
- Tu compañía nunca será una molestia, cariño, eso lo debes entender -descubrí su tono arrogante, al tiempo que volvió su cuerpo y su mirada hacia mi- Quita esa cara, no es como sí fuera a dañarte.
- Se llama 'precaución' -me crucé de brazos, en un intento de cubrir la parte del pecho- ¿Ya me dejas irme a dormir?
- Aún debo corregir tu manera de dirigirte a mi -inició a caminar hacia donde estaba, quise retroceder pero al mínimo intento mi cuerpo se detuvo en sus acciones. Maldición- Posiblemente pueda concluir lo que hemos dejado pendiente esta tarde.
- Son cerca de las once -dije, tragué saliva- E-Es mejor que me dejes descansar.
- Y lo haré, cariño, una vez que terminemos nuestro 'asunto'...
Un par de días pasaron, y mi rutina en la mansión era la misma. Ayudaba con algunos arreglos y la decoración de la sala principal por las fechas navideñas, incluso me ayudó a distraerme, por un momento, de las dudas en mi mente. Jamás me ha agradado la navidad, trataba a la fecha como un día más tanto en el internado como en mi 'libertad'... Alma y Evan me invitaban amablemente a sus hogares para no estar en el departamento por mi cuenta, por un momento lograba llenar un poco la soledad que había en mi...
Continuaba acomodando los archivos del despacho del dueño, vigilada todavía por miedo a que 'tomara' documentos importantes. Yo tampoco confiaría en mí. El mismo Mark me tuvo vigilada en una ocasión.
Una vez iniciadas las fiestas, varios de los empleados fueron permitidos salir para hacer sus propias compras, algo que me hacía admirar más a ese hombre: dejar que la gente de su servicio adquiriera lo necesario para disfrutar la fecha con sus familias.
Por mi parte, miraba como algunas sirvientas, entre ellas Carol y Coral, colocar el árbol de navidad con gran entusiasmo; me encontraba en el segundo piso observando todo con mis pensamientos perdidos...ni siquiera recuerdo sí alguna ocasión celebré dicha festividad, no quería llenar mi mente con esos recuerdos y desvié un poco la mirada hacia el pasillo en donde quedé tensa al mirar a ese sujeto observándome sin perder detalle alguno.
- Señorita Nicole -volví la mirada hacia las escaleras, ahí estaba el señor Ernesto- El señor la espera en su oficina.
- Gracias.. en este momento voy para allá.
Caminé rumbo a las escaleras sin mirar atrás de nuevo, pero sabía que aún me observaba; al bajar continué mi camino hacia el despacho sin entender el por qué me llamaría, solté un suspiro antes de tocar la puerta. Al abrir, mi sorpresa fue evidente al observar a una persona que pensé no volver a ver.
- Hola, Nicole.
- Directora...
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Broken © (2da parte de Stalker Love)
VampireAsegúrense de leer la primera parte de esta historia, «Stalker Love». No. Eso debía ser una equivocación... - Mark.... -aquel pensamiento se inició a hacer presente. - Madeleine y Sebastian Montenegro. -y entonces todo cobró sentido: las imágenes, l...