Capítulo 35

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Los chicos se encontraban esparcidos por el campo de entrenamiento mientras avanzamos hacia ellos, Nora captó mi mirada y trató de acercarse, pero le negué aquello; Jason se adelantó hacia donde estaba la pelirroja quien le cuestionaba sobre aquello. Al cabo de unos minutos, Damián me soltó al quedar en el centro.

— No estarás hablando en serio –le reclamé.

— Lo estoy, Nicole –dijo, al tiempo que se puso en ofensiva-. Pelea con el coraje que tienes en este momento.

— No...

— ¿Acaso esto aprendiste en esos años encerrada? ¿A ser cobarde? –dijo con ese tono arrogante.

— Calla –en menos de dos segundos me coloqué en la misma posición, con algunos de los chicos centrando su atención en nosotros-. Quizás finalmente pueda darte la paliza que tanto he querido.

— No te contengas, cariño –sonrió con malicia-. Ataca.

Sin perder tiempo me dejé lanzar contra su cuerpo en donde inicié a repartir golpes con él esquivando cada uno; mis ojos tomaron un ligero rojo cuando di un golpe a la altura de su pecho y después, en el rostro; apenas le di tiempo para recuperarse y continué con mis ataques que sacaron gritos de emoción a mis compañeros. Miré a Damián riendo.

— ¿Esto es todo...? –no lo dejé terminar, lancé un golpe en el estómago que lo hizo dar un par hacia atrás seguido por un puñetazo en su rostro-. "Logré enfadarte".

— ¡No hables y pelea! –dije, lanzándome nuevamente hacia su dirección sin cesar mis ataques.

Estaba demasiado concentrada en nuestra pelea que poco me importaban sus frases en mi mente, esto se volvió personal desde el momento que mencionó la palabra 'débil'. No era secreto para mí que me volví vulnerable en algún momento de mi vida, y justamente era lo que debía dejar aquellos recuerdos intactos, en ese lugar donde nadie los alcanzara.

Me puse de pie ligeramente lastimada de mi cuerpo, no tenía idea del tiempo trascurrido, pero no dejaba de golpear al castaño; parecía aun completo, a pesar de que recibió varios ataques.

— ¿Deseas rendirte? –me dijo, lo cual recibió una mirada fulminante como respuesta-. Vamos, presa...

— Jamás –dije con la respiración agitada-. No caeré en tus manos de nuevo...

Estaba llegando a mi limite, un golpe más y caería... pero mi orgullo era demasiado grande como para complacerlo. Le miré, mis manos estaban listas para un nuevo ataque...

— ¡Alto, que nadie se mueva! –se escuchó en la entrada, todos volvimos la mirada: un grupo de cinco hombres portando el uniforme de agentes policiacos irrumpieron en el lugar; miraron alrededor durante breves momentos hasta que uno posó su mirada en mi-. Es ella.

Dos agentes caminaron dando grandes zancadas hacia mi dirección, mi desconcierto llegó cuando colocaron unas esposas en mis manos. ¿Qué diablos estaba pasando?

— ¿Por qué la esposan? –Ryan caminó hacia donde los hombres me sostenían.

— La señorita vendrá con nosotros a la estación –dijo uno de ellos.

— ¿Bajo qué cargos? –preguntó Damián, su rostro se tornó serio.

— Interrogatorio –respondió el hombre-. Llévensela.

— No pueden llevarla sin una orden –dijo el castaño.

— Señor Rosell, le aconsejo mantenerse fuera en este momento, la señorita debe acompañarnos.

"Ya basta... iré con ellos" –le informé, me miró-. "No sé de qué trata esto, pero no hagas nada estúpido. Vayan a informar a Mark.

Broken © (2da parte de Stalker Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora