Capítulo 26

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Abrí lentamente los ojos y estiré mi mano para reconocer la superficie en la que me encontraba, un par de sábanas me cubrían; giré un poco la cabeza y observé a un doctor que observaba un par de hojas. Me encontraba en la enfermería de la mansión.

— ¿Cómo te sientes? –me preguntó.

— Un poco mareada –contesté. Miré mi otro brazo, tenía una aguja que pasaba suero. Genial, estaba en mala condición.

— Estabas muy pálida cuando te ingresaron –me explicó-. A diferencia de la primera ocasión, te observabas muy mal.

— ¿Dónde está Mark?

— Justo aquí –escuché decirle mientras entró al cuarto, el doctor hizo una reverencia al míralo-. ¿Cómo la encuentra, Raúl? –cuestionó al doctor.

— Tiene las defensas demasiado bajas –le dijo-. El suero que le estoy administrando debe ayudarla a recuperar fuerzas.

— Deme un momento para hablar con ella –le pidió amablemente, el doctor asintió e hizo una reverencia nuevamente antes de salir del cuarto y cerrar la puerta-. ¿Cómo te sientes, Nicole?

— Como si me hubieran dado una paliza –respondí con una mueca-. Me veo mal, ¿verdad?

— Un poco –habló-. Cuando te trajeron lucías muy mal, pensé que te perdíamos...

— ¿Hay algo mal conmigo, Mark? –fue inevitable preguntar aquello. Jamás había sentido nada de esto en mi vida, y ahora que son frecuentes las pesadillas, las imágenes... No me sentía yo.

— Los acontecimientos recientes te han afectado demasiado –habló, se acercó hacia la camilla sentándose a un lado-. Ha sido demasiado para ti.

— Supongo que eso es.... –dije despacio.

— ¿Se puede? –una voz se escuchaba afuera de la habitación, Mark caminó a la puerta y abrió. Era Gerard.

— Adelante, joven Luján –dijo el hombre-. Parece que les dejaré hablar por unos minutos.

— Gracias señor –me dedicó una mirada antes de salir, el pelinegro se acercó hacia la camilla para mirarme-. Hola Nicole.

— Hola –saludé-. ¿Te enteraste de lo sucedido?

— A decir verdad, fui el que te encontró en el suelo –dijo. Le miré sorprendida.

— ¿Tú? Pero, no había nadie cerca en ese momento. Me encontraba sola.

— Iba pasando por ese rumbo y me pareció ver a alguien –explicó-. Me encargué de traerte a la mansión para que te revisaran.

Aquello se me hacía demasiado extraño... en primer lugar, se supone que alguien de los chicos debió de escucharme, pues aun había unos cuantos en el edificio. En segunda, pensé que Damián había sido el responsable de regresarme aquí.

— Gracias, supongo –hablé, aun sin estar segura del todo-. Lamento haber sido una molestia.

— Tratándose de ti, no es molestia alguna –sonrió, dejando a la vista sus colmillos-. Fue un placer.

— Nadie más observó lo sucedido.... –susurré.

— Parece que no –respondió-. Pero lo importante es que estás a salvo.

— Si.... –vaya guardián que tengo...ni siquiera me escuchó-. Te debo una.

— Me lo podrás pagar aceptando una cena conmigo cuando te recuperes –propuso.

— Por supuesto –asentí-. Me encantaría.

Sus ojos azules me miraron por unos instantes de manera amable. Debía admitir que ha tenido varias atenciones hacia conmigo desde que le conocí, ahora comprendo el motivo por el cual las chicas se vuelven locas por él.

Broken © (2da parte de Stalker Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora