Capítulo 27

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Las cosas en la mansión se habían vuelto un tanto ocupadas. Ahora había un sinfín de reuniones en la oficina de Mark debido al grupo de rebeldes que han ocasionado varias "acciones" para tener la atención del Consejo; los jefes de las familias reales y el propio líder han tomado todas las precauciones necesarias en cuanto a la protección de las ciudades, los pueblos y comunidades.

Un grupo de guardias vigilaba cada carretera que daba a Madrid, así como el aeropuerto. No solo en la sociedad, sino también para los humanos para mantenerlos ajenos a lo que sucedía... He estado en cada una de ella después de que me recuperé de lo que había ocurrido en la academia.

Cada día me sentía un poco menos "humana", pues finalmente me terminé por acostumbrar a dormir durante el día humano cuando lograba hacerlo; había optado por entrenar en el patio trasero dos veces a la semana para mejorar mis habilidades sin tener que utilizar el collar, no ha sido sencillo pero mi resistencia ha aumentado lo cual es bueno. No tanto para poder derribar a Rosell, pero algo es algo.

Mi tiempo con las chicas era exclusivo de los sábados pues me veía envuelta en aquellas reuniones después de clases, pero aun así trataba de ayudar en lo que pudiese.



— ¿Cómo te has sentido, Nicole? –cuestionó. Ella lo sabía.

— Me mantengo en equilibrio. Así que podría decir que... bien.

Luciana regresó a la mansión por orden de Mark, su ausencia se debía a que tenía un par de asuntos que atender en Italia; estaba al tanto de lo ocurrido en el antiguo colegio donde asistía y tomó sus propias precauciones en cuanto al internado... yo tampoco deseaba que les pasara nada de lo que había presenciado aquella ocasión.

— Te bes un poco más pálida que la última ocasión que te vi –noté su tono de preocupación.

— Son las clases –mentí-. Pronto serán los exámenes finales, y quiero estar preparada adecuadamente.

— Eso es algo que no ha cambiado en ti –mencionó-. Me agrada que sea así.

— ¿Usted recuerda cuando llegué al internado? –le pregunté sin apartar la mirada del libro.

— Eras solo una niña cuando te encontré frente a la puerta –contó-. Llena de humo, tu pequeño rostro lleno de lágrimas, y esa quemadura en tu mano... no creo que debías haber sufrido lo que haya sido aquello. –levanté leve mis ojos para observar su mirada un tanto perdida en los recuerdos-. Aquel primer día no parecías querer separarte de mí, no era para menos... luego de revisarte y asearte un poco, te llevé hacia la habitación que compartirías con las demás niñas. Varias ocasiones te observaba en cualquier de los pasillos a la hora del descanso y en tu habitación después de las clases, eras alguien bastante callada hasta que iniciaste a "revelarte" –solté un bufido al recordar-. No diste tregua al aparecerte en mi oficina dos o tres veces por semana por algún pleito con las niñas y sin embargo no parecía preocuparte.

— Forjé mi carácter, Luciana, y sabe que en el fondo le agradó ver ese pequeño cambio en mi persona.

— Solo me hubiese gustado que no lo hicieras a base de golpes –negó-. Al final, terminé por entender sobre su pequeño sitio de "entrenamiento".

— Enzo se lo dijo –aseguré, ella asintió-. Tarde o temprano terminaría por descubrirlo.

— El joven Thomas me contó todo lo que hacían durante las noches –continuó-. Lo supieron ocultar muy bien durante varios años. Debo decir que me sorprendió un poco el repentino cambio de algunos alumnos, siendo el tuyo el que más me llamó la atención.

Broken © (2da parte de Stalker Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora