— Gerard.... –mi voz sonaba con miedo que enojo.
— No esperabas esta sorpresa, ¿cierto? –dijo, un tono malicioso fue lo que escuché. Por primera vez le desconocía completamente-. Pero no pongas esa cara, preciosa, no te va.
— ¿Qué estás haciendo...? –le cuestioné, mi pregunta solo provocó que sujetara con más firmeza mi cabello.
— Me has causado varios problemas desde que te iniciaste a involucrar en los asuntos del grupo rebelión –comentó-. Una chica de dieciocho años, logrando ayudar a descubrir las ultimas situaciones de la sociedad... Resultaste demasiado lista.
Sus palabras frías llenas de malicia y burla me tenían totalmente desconcertada. De todas las personas que podía sospechar, él era el último en quien lo hubiese hecho; aquel muchacho, tan correcto y de buen porte, haciendo tal barbaridad... ¿por qué?
— ¿Cuál es tu problema conmigo? –insistí, observar su reflejo me perturbaba... tan frio y calculador-. Tú no eres así, Gerard, jamás serías capaz de lastimarme.
— Eres muy ingenua con las personas, querida; tanto tiempo debí esperar para tenerte en esta situación –me soltó del cabello y caminó hasta ponerse frente a mí-. Alguien tan débil y miserable como tú no debería interferir en mis planes para tomar el liderazgo de esta sociedad.
— ¿Poder? ¿Eso es lo único que te interesa? ¡El maldito poder! –grité.
— Silencio. –cruzó mi rostro con una bofetada lo cual sacó sangre de las comisuras de mis labios-. Le hago un favor a todo vampiro de nuestra sociedad, aniquilar de una vez por todas a los malditos Montenegro tal y como mis antepasados lo hicieron en su momento. No me interesaría mancharme las manos nuevamente.
En ese momento recordé lo que había soñado, lo que había visto en esas calles antiguas y la charla que esas personas sostenían... el nombre me vino a la cabeza:
Oscar Luján.
«A veces los más cercanos pueden ser los peores traidores»
— «Mantente alerta ante cualquier situación; por favor, Nikki...»
Comienzo a entender poco a poco las advertencias y palabras de Damián en cuanto a él... desde el momento que el ojiazul apareció inició la sobreprotección y en ocasiones su mal humor; yo no estaba enamorada, pero jamás me perdía de vista durante las cenas o reuniones. Ahora comprendo el motivo.
— Damián tenía razón sobre ti.... –dije.
— Ese bastardo sabía mis planes en cuanto a ti. –respondió con simpleza-. Fue estúpido y divertido verles pelear por ello. Eso te hace más ingenua aún.
— Eres un desgraciado...
— Te he observado desde hace años, Nicole, y sinceramente me habría gustado que murieras en el incendio que mis hombres ocasionaron en la cabaña –continuó-. O en la pelea con aquel sujeto en el edificio de Milán, o en aquel dolor de cabeza cuando iniciaste a soñar con fragmentos de tu pasado... o en manos de Fernando Dávila... o haber pasado un buen tiempo en la cárcel al acusarte del ataque a la chica de los Hernández que yo ocasioné.
— Tú eres el responsable de esto.... –murmuré, indignada por la manera en que lo decía-. Cínico. ¿Cuánto les ofreciste?
— Es fácil manipular a las personas con dinero –dijo, le fulminé con la mirada-. Pero no cumplieron mis expectativas; así que debí castigarles.
Contuve la respiración al escuchar dichas palabras que me estaba admitiendo, estaba incrédula por darme cuenta del verdadero rostro de este muchacho, por algo Damián no le daba confianza del todo.
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Broken © (2da parte de Stalker Love)
VampireAsegúrense de leer la primera parte de esta historia, «Stalker Love». No. Eso debía ser una equivocación... - Mark.... -aquel pensamiento se inició a hacer presente. - Madeleine y Sebastian Montenegro. -y entonces todo cobró sentido: las imágenes, l...