Kyla
Mi tercera semana está siendo tranquila, contra todo pronóstico. No puedo negar que le he pillado el gusto a ser la jefa de una plantilla. Al principio me daba vértigo la responsabilidad, pero puede afirmar que lo estoy asumiendo bien.
Hoy se celebra el primer partido de la temporada y la emoción en el edificio se huele en el ambiente. Para nuestro beneficio, el partido se disputará en nuestro campo, contra los visitantes; los Chicago Bears. Mis hermanos siempre me describen el partido contra ellos como el más duro de la temporada, su defensa es muy buena. Ivy me explica esta mañana que el año pasado ganamos este partido de manera ventajosa, dejando en ridículo a los Bears, por lo que hoy van a ganar.
O a matar.
En mi descanso, bajo a la cafetería, donde quede con John para desayunar.
—No te preocupes tanto por Owen, pequeña Jones —me pide—. Si es lo suficiente, mayor para enviar una foto de su polla que asuma las consecuencias.
«Razón no le falta»
—Lo sé. Pero me sigue dando pena, si le hubieras visto la cara... Se notaba dolido.
—Se le pasará, créeme —asegura—. Ahora cuéntame ¿Cómo estás? ¿Y tus hermanos? ¿Les va bien en los Panters? Saben que tienen un lugar aquí para cuando se cansen de perder.
Sonrío.
—Muy bien, están muy contentos de jugar ahí y juntos. Y Keith también, quiere presentarse a las oposiciones de juez. Seguro le irá muy bien —afirmo orgullosa.
—Estoy seguro de ello —bebe de su café—. Y ahora respóndeme ¿Cómo estás? ¿Te estás adaptando bien?
—Sí —asiento—. Pensaba que se me haría más difícil. Sabes que nunca he estado separada de mis hermanos tanto tiempo y reconozco que me dio bastante miedo al principio. Pero creo que lo estoy llevando bien.
Me encojo de hombros.
—¿Y el trabajo? ¿Te gusta?
—Al principio pensé que me iba a aburrir. Pero me han dado más trabajo del que me esperaba Me gusta eso.
—Créeme sé que te gusta la acción —sonríe—. Aún recuerdo cuando fuiste la delegada de tu clase. Hiciste una revolución solo para no tener que correr los mil quinientos metros en educación física.
—Era injusto.
—Para ti que no podías ni correr cinco —ríe.
—Le hice un favor a todo el curso —sonrió orgullosa.
—Me acuerdo de la cara del profesor Spellman. Pobre, creo que aún tiene pesadillas con ese día —su risa se hace más fuerte.
Oigo unas risas por encima de la suya y veo a algunos chicos ingresar en la cafetería; Nate, King y Owen. El último nos saluda con una sonrisa desde la distancia, mientras que King sigue con su tarea de llenar la bandeja de comida, ignorándome como de costumbre.
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TIMEOUT
Romance|Libro #1 de la Saga Time| Kyla Jones recién graduada en derecho e hija de un importante fiscal, comienza a trabajar cómo asesora fiscal para el equipo de fútbol americano de San Francisco, dónde conocerá a los chicos que le cambiarán la vida. Una...