Kyla
—Señorita Moore, está aquí por incumplimiento de la ley e ir en contra de la privacidad e integridad de mi cliente —señalo a Owen—. Ha publicado fotografías pornográficas de mi cliente. Podría ir a la cárcel ¿Lo sabía? —digo con seriedad, para que se le borre la sonrisa triunfadora de su cara—. Lo que ha hecho es muy grave y perjudica al señor Hall, a su carrera y al equipo. La podemos demandar —eso consigue borrar su sonrisa.
«Por fin»
—Vamos, son solo unas fotografías —dijo ella intentando restarle importancia—. Las borro y ya está.
Para su suerte, Jackson decide hablar antes que yo lo haga.
—Señorita Moore, las fotografías han sido colgadas a internet, lo que significa que aunque las borre seguirán circulando en la red.
Es evidente que no está prestando atención a sus palabras, simplemente lo observa de manera lasciva. Poniendo una sonrisa de oreja a oreja.
—Estoy segura de que encontraremos una solución para no tener que llegar a ese extremo —agita sus pestañas.
—Señorita Moore le recomiendo que llame a su abogado —gruño.
Si cree que puede colgar fotos de uno de los chicos y encima intentar ligar con mi jefe, está muy equivocada.
Media hora más tarde, Ivy vuelve a entrar para avisar que el abogado está aquí y espero que este sea más serio que su clienta.
—Kyla Jones, cuánto tiempo —dice con una gran sonrisa—. ¿Cómo has estado? Tu padre me comentó que empezarías a ejercer como abogada, pero no sabía donde. Me alegro de que hayas conseguido un trabajo, te lo mereces —me da una sonrisa mientras aprieta mi mano en un saludo.
Marcos Brown; abogado de alto prestigio y para mi suerte, amigo de mi padre.
—Gracias Marcos —le digo devolviéndole la sonrisa—. Desgraciadamente, no es la situación en la que esperaba volver a verte. Su cliente ha publicado fotos comprometedoras de uno de mis chicos —él enseguida cambia su cara, para mirar a la chica.
—¿Marie, eso es cierto? —pregunta incrédulo—. ¿Sabes en el lío en que te has metido?
Parece reaccionar ante el tono de seriedad de su abogado, poniéndose pálida.
—¿Por qué lo has hecho Marie? —Owen habla por primera—. Confíe en ti, joder —pongo mi mano en su hombro para intentar calmarlo.
—Yo... Lo siento... Solo quería que... Bueno yo —tartamudea.
Parece ser que la valentía se le ha ido. Antes de que siga hablando, su abogado interrumpe.
—Lo siento mucho, Kyla. Por favor no tomen medidas legales. Podemos arreglar esto sin necesidad de llegar a mayores. Es más, mi cliente les abonará al equipo una buena cantidad de dinero —propone.
—Marcos, yo también lo siento. Pero mi cliente ha salido perjudicado y con dinero no se solucionará. Podrían echarlo de la NFL, eso no se arregla con dinero.
—Mañana se reunirá la junta del equipo con un representante de la NFL para hablar sobre el caso del señor Hall. Creo que lo mejor será que hasta que no sepamos la decisión de la NFL no tomemos medidas, para evitar escándalos —Jackson sugiere.
Tiene todo el sentido, no nos conviene más escándalos. Marcos asiente conforme.
—Está bien, llámame mañana cuando sepáis la decisión —deja su tarjeta encima de mi mesa, después coge a Marie del brazo y salen de mi despacho.
Jackson también se retira diciendo que tiene que convocar a todo el equipo. Owen, por su parte, permanece inmóvil en la silla. Tiene la mirada perdida en la pared de mi oficina.
—Owen, tranquilo. Lo solucionaremos.
Él suelta una sonrisa irónica.
—Están a punto de expulsarme de la NFL y tengo que estar tranquilo —se estira del pelo, frustrado.
—Owen, no dejaré que te expulsen. Estaré en la reunión junto a Jackson, ninguno de los dos va a dejar que suceda ¿Vale? —esta vez parece que se tranquiliza un poco.
Aun así, los dos sabemos que existe la posibilidad de que esto salga mal.
—Debería ir con los chicos —suspira, pero finalmente se pone en pie.
—Te acompaño.
Bajamos al campo junto a los demás jugadores. Nada más verlo, todos se lanzan encima de él. Le reciben con abrazos y un montón de preguntas.
—¿Hay alguna posibilidad? — la voz del quarterback me sobresalta.
Suspiro.
—Realmente no lo sé —hablo sincera—. Pero voy a hacer todo lo que pueda.
«Se me olvidaba lo alto que es» Asiente satisfecho por mi respuesta, mientras mira fijamente mis ojos. Percibo el color avellana que contienen sus ojos y puedo jurar que si me que algún segundo más mirándolo, me voy a perder en esa mirada.
—Gracias —ladea un poco la cabeza, mientras muestra una sonrisa —. ¿Puedo pedirte que por favor no dejes que lo expulsen? —asiento.
—No voy a dejar que expulsen a uno de mis chicos tan fácilmente.
Ni siquiera me molesto en la frase que sale de mis labios. Era tan natural decirlo, que ni siquiera me da tiempo a reaccionar. Acabo de llamarlos mis chicos, después de tan solo dos semanas de conocerlos.
—Tus chicos —repite con burla—. Me siento halagado de que seamos tus chicos. Me alegra oír eso —sonríe.
«Por dios, qué sonrisa»
—Espero que no me la líen más. No me gustaría que me echen tan pronto —bromeo un poco.
«¿Por qué siento la necesidad de aligerar el ambiente? ¿O de hacerlo sonreír otra vez?»
—Tranquila, no lo haremos, o al menos no por ahora —me sigue el juego.
Tenía tres cosas claras;
1. No dejaría que expulsaran a Hall.
2. Mañana será un día duro.
3. Iba a soñar con esos ojos color avellana esta noche.
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TIMEOUT
Romance|Libro #1 de la Saga Time| Kyla Jones recién graduada en derecho e hija de un importante fiscal, comienza a trabajar cómo asesora fiscal para el equipo de fútbol americano de San Francisco, dónde conocerá a los chicos que le cambiarán la vida. Una...