Bienvendia de nuevo, supongo

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Kyla

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Kyla

—¿Y bien? Estoy esperando.

Por mi puedes esperar toda la vida, jefe.

Jackson está sentado en su silla con los brazos cruzados. No lleva traje, lo cual me parece extraño. Trae un polo azul marino.

—Antes que nada, lo siento —agacho la cabeza, avergonzada—. Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadado conmigo. No hizo mi actúe bien. No puedo irme de esta manera sin dar explicaciones ni presentar la renuncia de manera presencial —aceptó—. Fue un acto de impulsividad.

Que bien hablas cuando quieres, Kyla.

—Se perfectamente que algo importa tuvo que pasar para que te fueras así.

—Lo siento, una vez más. Se que eso no arregla ni compensa nada.

—Espera ¿Presentar la renuncia presencialmente? Nunca recibí tu renuncia Kyla.

—Lo sé, el entrenador me lo comentó. Lo cual me parece muy extraño, te juro que se lo mandé al departamento de recurso humanos

Tiene el celo fruncido, tanto que he parece que se le van a formar arrugas permanentes.

—¿Porque has vuelto?

—Tengo un caso que defender —me hago la desentendida—. No voy a dejar tirado al equipo ahora. No a Hunter.

—Pues parecía que si lo harías.

—No. Solo necesitaba unos días.

—Podrías haberlos pedido ¿Sabes? Tienes derecho a vacaciones.

—Lo se, pero creo que los dos sabemos que no suele pensar antes de actuar.

—Supongo que lo debí de haber imaginado en el momento que saliste a escondidas de un hotel para rescatarlos de la cárcel.

Una media sonrisa asoma por su cara.

—Aceptó cualquier penalización que reciba mi sueldo, o hago horas extras gratis —suspiró—. Cualquier cosa, pero voy a defender a Hunter en el juicio. Y me encantaría seguir trabajando para el equipo.

Y para los chicos. Pero eso no lo voy a admitir en voz alta.

—No voy a despedirte Kyla. No lo hice por lo de Las Vegas ni por el partido clandestino, menos lo haré ahora —descruzó sus brazos y los apoyó encima de su escritorio—. Le dije a la junta que estabas de baja por una urgencia familiar.

—Gracias

Suspiro aliviada. Había sido más fácil de lo que me imaginaba durante el vuelo, pensaba que no iba a poder convencerlo para poder volver al trabajo.

—La idea fue de John —niega con la cabeza—. No sé cómo, ni porque pero siempre te saca de los apuros, Kyla.

—Lo sé. Lleva haciéndolo quince años —sonrió tristemente—. Me lo ha contado.

TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora